Bruselas. Scotland House, la oficina del Gobierno escocés en Bruselas, no está donde está por casualidad. Está en el corazón mismo del barrio comunitario, a apenas unos metros de la sede de la Comisión Europea, y al lado del Justus Lipsius, el edificio donde se reúnen ministros y jefes de gobierno de los Veintisiete para tomar las decisiones que guían la vida de los ciudadanos europeos y un verdadero objetivo para el gobierno nacionalista escocés que lidera Alex Salmond. El primer ministro considera que es necesario convocar un referéndum para tomar el pulso a la población. Su deseo, que se celebre el próximo 30 de noviembre de 2010, el día nacional de Escocia.

¿Cómo ve a Escocia en el mundo?

Es un país con una reputación nacional importante. Mucha gente identifica Escocia. Somos 5 millones de personas pero hay 80 millones con ancestros escoceses a lo largo y ancho del mundo y estamos muy orgullosos de que se asocien con Escocia. Lo que no tenemos en Escocia es una identidad de estado, una identidad gubernamental. La habilidad del país de expresarse adecuadamente en la escena internacional. Así que una de las cosas importantes del proceso de independencia es la de poder expresar nuestras opiniones como país de la misma forma que mostramos nuestra identidad cultural.

¿Cuáles son las líneas maestras del plan presentado por su Gobierno?

Hemos publicado un libro blanco que se titula Tu Escocia, tu voz porque Escocia es del pueblo de Escocia y la voz es lo que nos puede permitir progresar, lograr más poderes para nuestro Parlamento que sólo tiene diez años de vida. Después tenemos que hacer que la gente hable y elija entre avanzar un poco, con una pequeña descentralización, un progreso importante con autonomía fiscal y económica o convertirnos en independientes como han hecho otros países y nuestros vecinos de Irlanda.

¿Qué posibilidades proponen?

Hemos establecido cuatro opciones porque es lo razonable y es nuestro trabajo como gobierno. El status quo, que no es una opción porque nadie cree en ello y ningún partido político lo apoya; pequeños cambios legislativos en la línea de la comisión Calman -en la que han participado partidos de la oposición-; una gran descentralización con autonomía fiscal pero manteniendo la política de defensa y asuntos exteriores en manos del Reino Unido; y la independencia. Mi opinión es que se trata de un debate entre más descentralización con autonomía fiscal y capacidad legislativa y la independencia.

¿Cuál es la opción del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y del Gobierno que preside?

El SNP cree en la independencia dentro de la Unión Europea. Queremos una descentralización total que otorgue todos los poderes a nuestro Parlamento. Pero también reconocemos que hay gente que tiene distintas opiniones y por eso queremos celebrar un referéndum para sondear la opinión pública. Una de las cuestiones sobre las que estamos de acuerdo todos los partidos políticos es que si la gente quiere un cambio constitucional es lo que debería ocurrir. Nuestro primer reto es consultar a la gente sobre el futuro y celebrar un referéndum.

¿Qué pasos deben dar para celebrar la consulta?

Necesitamos el acuerdo del Parlamento escocés. Todos los referendos en Reino Unido ya sean sobre Europa, sobre Escocia, sobre Gales? son siempre consultivos. No pueden ser vinculantes en términos constitucionales. Pero aunque sean consultivos, políticamente son muy importante porque sólo un político necio va contra los deseos de la gente. Así que podemos celebrar un referéndum pero tenemos que convencer a la mayoría del Parlamento para que lo apoye. Actualmente, sólo el SNP y los Verdes, que también apoyan la independencia, creemos en el referéndum. El resto de los partidos no lo hacen pero esperamos hacerles cambiar de opinión a lo largo del próximo año. Los políticos siempre están cambiando. Hace simplemente un año el Partido Laborista era partidario de celebrar un referéndum y ahora están en contra. Han cambiado de opinión dos veces y por la misma razón pueden cambiar una tercera y apoyarlo.

¿Tienen elaborado ya un calendario para conseguirlo?

Esperamos poder convocar un referéndum en torno a estas fechas el próximo año. Acabamos de celebrar el Día Nacional de Escocia, el día de San Andrés, y el próximo Día Nacional (30 de noviembre) puede ser un día apropiado para celebrar el referéndum.

¿Qué reacción espera de Inglaterra?

Estoy bastante seguro de que los guardianes de la opinión pública inglesa y los políticos ingleses aceptarán lo que el pueblo de Escocia quiera hacer. Esa ha sido la posición durante los últimos años.

¿Ve algún tipo de similitud con el País Vasco o con Cataluña?

Escocia no es cualquier otro país. No somos el País Vasco, Cataluña o Irlanda. Escocia es Escocia. He estado en el País Vasco, en Cataluña. Los conozco bien y les deseo lo mejor, pero no soy yo quien tiene que decirles qué tienen que hacer o cómo tienen que pensar. No he visitado Euskadi siendo primer ministro, pero sí he estado en Cataluña y una de las cosas que reflejamos en el libro blanco sobre el futuro de Escocia es que estamos muy impresionados por la habilidad del pueblo catalán de expresar su identidad cultural a través de su radiotelevisión que nosotros no tenemos. Una de las lecciones que aprendí durante la visita es lo importante que es hablar la lengua de la gente. Les deseo lo mejor pero todos los países tienen sus diferencias y tienen que encontrar su propio camino.

¿Tienen algún tipo de relación política con el País Vasco?

Nos hemos reunido en ocasiones con la Administración vasca para intercambiar ideas. Y en ocasiones copiamos políticas pero no se trata de decir a la gente lo que tiene que hacer. Eso es un asunto exclusivo del pueblo vasco.

¿Cree que es positivo tener un presidente de la UE procedente de una de las regiones europeas que también reclaman más descentralización y autonomía?

No conozco sus opiniones (de Herman van Rompuy), pero en nuestro libro blanco lo mismo que mostramos interés por el sistema de radiotelevisión catalán también hablamos del sistema de fiscalidad aplicado a las empresas en el País Vasco, las explicaciones sobre el Impuesto de Sociedades y el concierto económico ocupan toda una página del plan, así como la capacidad del gobierno de Flandes de representar a Bélgica en determinados Consejos de la UE, como por ejemplo en pesca que es una de nuestras mayores preocupaciones. Durante la Presidencia belga de la UE, en la segunda mitad de 2010, será Flandes quien presidirá el Consejo de ministros de Pesca.

¿Un ejemplo a seguir?

Son cosas muy importantes para nosotros y algunos de los ejemplos de los que hablamos en nuestro plan. También analizamos el caso de Irlanda, un país que atraviesa ahora problemas económicos muy importantes como la mayoría de países europeos pero que ha protagonizado una experiencia muy liberadora como país independiente dentro de la UE. Hay muchos avances en el continente a los que miramos con interés, pero lo que nunca haremos es tratar de impedir a cualquier otro país que haga lo que tiene que hacer. Tienen que aprender y decidir por su cuenta, como tenemos que hacer en Escocia.