Vitoria. Como una gran falacia digna del filme policiaco más cutre de Hollywood. Así puede describirse de forma resumida el oscuro suceso que azotó en la madrugada de ayer a la localidad navarra de Leitza. ¿El motivo? Lo que comenzó siendo a primera hora un fallido atentado de ETA contra la casa cuartel Maxurrenea -del cual se hicieron eco los principales medios de Madrid y los partidos políticos sin poner en cuarentena las informaciones-, terminó transformándose a media mañana en una de las mentiras más sonoras acontecidas en los últimos lustros en la Comunidad Foral. Un sonrojante engaño que estuvo gestado por un único protagonista: el guardia civil de Leitza Salvador Menéndez, quien mintió a sus superiores alegando que dos miembros de la organización armada le habían disparado cuatro tiros (uno en el brazo izquierdo y otros tres sobre el chaleco antibalas). Nada más lejos de la realidad.
Según apuntan las informaciones recogidas por este periódico, pendientes de confirmación oficial, fue el propio agente quien, afectado por un episodio "delírico" -así calificaron su estado testigos presenciales-, pudo herirse a sí mismo al disparar, al menos, cuatro ráfagas con una metralleta que había sacado del cuartel. Al parecer, el joven agente se hallaba por causas que se desconocen en una zona oscura ubicada a unos cien metros de Maxurrenea, en la ladera del monte, cuando comenzó a disparar de forma intermitente sin un punto fijo, mientras proclamaba gemidos de dolor y gritos en los que advertía a sus compañeros "que no se acercaran, que se apartaran de la puerta, que les tenía a la vista y les estaba viendo". "Creemos que se refería a los imaginarios terroristas", añadieron las mismas fuentes, tras confirmar que en la zona "únicamente se encontraba el guardia civil y nadie más". Los vecinos de Leitza también afirmaron que, a los pocos minutos de que se iniciaran los disparos, "las luces del cuartel se encendieron". "Han llamado varias veces al chico, pero éste no les contestaba. Por ello, un grupo de agentes ha abandonado sigilosamente Maxurrenea por la puerta de atrás sin que les viera, han realizado un rodeo y han asediado al agente para calmarle. Después han pedido un médico y se lo han llevado rápidamente en una ambulancia", destacaron.
Confusión inicial Aunque a media mañana los efectivos de la lucha antiterrorista ya hablaban de que "la hipótesis del atentado perdía fuerza una vez analizadas la munición y las heridas del guardia civil", lo cierto es que las primeras investigaciones apuntaron erróneamente a ETA en todo momento. De hecho, fuentes de la lucha antiterrorista informaron a Europa Press pasadas las 9.00 horas de que la Guardia Civil había acordonado la zona del cuartel por si los terroristas "habían abandonado en la zona un dispositivo para lanzar granadas".
En este sentido, tanto esta agencia de información como EFE publicaban minutos después -sobre las 10.00 horas- que "los terroristas pretendían atacar el cuartel de Lei-tza con un lanzagranadas ubicado en una ladera cercana, reproduciendo el método empleado en 2002 contra la casa cuartel de Urdax, y que los efectivos de la investigación habían encontrado a unos cien metros del cuartel lo que parecía un dispositivo de tubos lanzaderas que habitualmente utiliza ETA para lanzar explosivos". Una información, ésta última, que finalmente resultó ser errónea, pues pasadas las 13.43 horas, desde el Ministerio del Interior se informó que "el artefacto localizado a cien metros de Maxurrenea era un tubo de PVC que no presentaba detalles ni dispositivos sospechosos".
Además, el mismo comunicado dudaba de la versión ofrecida por Salvador Menéndez. "El disparo recibido por el agente fue efectuado a tan sólo un metro de distancia y el tiro detectado en su chaleco antibalas no le ha dejado en el tórax el inevitable hematoma que produce este tipo de impacto. A veces, incluso, puede llegar a romper alguna costilla", recogía el texto.
el herido, en planta Salvador Menéndez fue operado con éxito de una "fractura abierta y conminuta de cúbito izquierdo" en el Hospital de Navarra. Tras la intervención, el agente fue trasladado a planta donde se recupera con un pronóstico "menos leve", según informó el director del centro médico, Ignacio Yurs.
El guardia civil se quejó al ingresar en el hospital, al que llegó en ambulancia mecanizada "consciente y con las constantes vitales mantenidas", de que sufría dolor en el pecho aunque, según apuntó Yurs, al paciente se le realizó una "exploración exhaustiva" y no se encontró "ninguna lesión en el tórax". Al cierre de esta edición, Salvador Menéndez, de 43 años, casado, sin hijos y malagueño de nacimiento, se encontraba hospitalizado acompañado por su familia que se ha trasladado desde la capital andaluza a Pamplona.
Hasta el hospital se trasladaron varias personalidades políticas a lo largo de la mañana. La delegada del Gobierno español en Navarra, Elma Sáiz, visitó al guardia civil poco antes de las 10.30 horas.
En ese momento, la versión sobre los hechos seguía siendo la del atentado de ETA y la delegada no quiso hacer declaraciones al respecto. Tan sólo se limitó a señalar que estaba "puntualmente informada con el Ministerio del Interior".
La presidenta de UPN y Alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, anunció que visitaría al ingresado a las 13.30 horas. Sin embargo, conforme a lo largo de la mañana iba tomando forma la nueva teoría en la que se comenzaba a descartar el atentado de la organización armada, Barcina canceló su visita al centro médico.