uando uno quiere montar un poco de bulla en nuestro amado templo del cortado mañanero porque se ha levantado con el cuerpo sandunguero, hay un truco que nunca falla: entrar y hablarles a los viejillos de algo relacionado con el tráfico y Vitoria. Pero no hay que ser muy evidente, que te huelen la tostada y tontos no son. Lo tienes que dejar caer y luego disfrutar del espectáculo. Así que el otro día, uno de los jóvenes -en este bar, eso significa que ronda los 40 o los 50-, entró, me vio y me dijo: oye, tú que eres del gremio de los juntaletras, ¿qué significan exactamente las siglas del BEI? No pude abrir la boca. En escasos nanosegundos, los venerables ya se habían enzarzado en una bronca descomunal sobre de qué va eso, pues para qué va a servir si es un autobús alma de cántaro, pues seguro que destroza toda la ciudad, pues para qué está el tranvía entonces, pues para destrozar General Álava, pues deberían quitar todos los taxis, pues cómprate una bici, pues los de las bicis y los patinetes salen todos los días a por los viejos, pues no entiendo la razón por la que no prohíben andar a todo el mundo por la calle salvo a los que tenemos más de 70, pues es que todo se hace para recaudar, pues... Y así, hora y cuarto de reloj o eso dicen porque un servidor se tuvo que ir a trabajar.