os acercamos a la normalidad en términos económicos cumplido un año desde la investidura tras las elecciones de julio de 2020 y Euskadi aborda una segunda fase tras centrarse en dar respuesta a la emergencia sanitaria preparando la economía para la transición al mundo después de la pandemia. Los buenos indicadores sanitarios, ayer mismo por debajo ya de los 300 casos de incidencia acumulada en la CAV y situando nuestro territorio alejado de la alerta, proyectan un escenario que no transitará bajo el influjo de una pandemia sino de la denominada endemia, una situación sanitaria persistente pero con menor impacto en la salud y, por lo tanto, en los sectores económicos más volátiles. Es, por tanto, la hora de centrar la estrategia en la recuperación marcada por las inversiones públicas que acompañarán la activación de los proyectos salidos también de los fondos europeos. El cambio de tercio del Ejecutivo vasco pone el acento en un plan de carácter transversal en áreas como Educación, Desarrollo Económico, Salud y Vivienda de modo que se extienda en distintos sectores la acometida de inversiones públicas en proyectos prioritarios siendo deseable reanudar otros que se retrasaron por la crisis y de generar también algunos que se ajusten a las prioridades poscrisis. El impulso a este camino es ineludible para que Euskadi acoja los efectos amplificadores de la inversión al 100% pública, esencial para la recuperación y la bajada del paro, cuyos datos de agosto, marcado por la estacionalidad y con un repunte del 2,57%, han supuesto un revés en un mes poco propicio para la actividad en sectores como la Educación o la hostelería, todavía presa de las restricciones en aforos y horarios. El abordaje de esta segunda fase con especial atención en la inversión será fundamental para la competitividad y la generación de empleo y crecimiento del PIB, una riqueza de país que nos permitirá ser más solidarios con los sectores más afectados por la crisis. En definitiva, Euskadi afronta otro reto mayúsculo, calificado por el propio Urkullu como “una carrera de fondo”, el de recuperar toda la riqueza perdida durante la crisis sanitaria, junto con la recaudación fiscal y el empleo mediante un plan de inversiones públicas que jalone varios departamentos y que permita a Euskadi sentar las bases sólidas para la transformación económica.