a incidencia de la pandemia continúa en Euskadi su lento -excesivamente lento- descenso, de suerte que, de facto, nos encontramos ante una situación de peligrosa estabilidad. Todos los indicadores que arrojan los datos de las últimas semanas apuntan a una línea de evolución muy plana, en algunos casos ralentizada, tanto en el número de nuevos contagios detectados como en la tasa de positivos -situada en el 4,5% tras aumentar un punto en las últimas horas-, así como en el número reproductivo básico y la tasa de incidencia acumulada en catorce días por 100.000 habitantes, situada en 225,03. Todo ello muestra que queda mucho por hacer para poner freno al virus y lograr el objetivo urgente plasmado en el Plan Bizi Berri de alcanzar una incidencia acumulada por debajo de los 60 casos. Los problemas logísticos y de suministro de las vacunas en medio de una guerra entre la UE y las farmacéuticas, con significativos desmarques de algunos estados miembro, así como los aún desconocidos efectos de las distintas variantes del SARS-CoV-2 -Sanidad mantiene bajo vigilancia ya un total de diez que circulan por el Estado- y la resistencia que presentan frente a la efectividad de las vacunas, unidos a las dificultades que ya en sí genera la pandemia, dibujan un escenario preocupante en el que no cabe relajarse. De ahí la vital importancia de la actuación responsable tanto de las administraciones como de la oposición -cada vez más enrocada y en actitud negativa- y de la ciudadanía. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, avanzó ayer que Euskadi ampliará hasta 117 los puntos de vacunación, un salto importante que no supone un cambio en la estrategia de la reserva estratégica y necesaria de las segundas dosis. En este contexto, la decisión de ayer del LABI de ampliar la movilidad a toda la comunidad autónoma, dejando sin efecto así el cierre perimetral municipal, es una medida proporcionada a la situación vista en global y supone un pequeño alivio en las duras medidas que viene cumpliendo la ciudadanía. No es, por tanto, una desescalada. No es momento aún para ello, ya que la situación sigue siendo grave y no permite veleidades, sino rigor. De cara al futuro, las próximas semanas serán determinantes en la evolución de la pandemia y solo, de nuevo, la prudencia y la responsabilidad de todos y todas puede ponernos en la vía de la derrota del virus.