Gobernanza en tiempos revueltos
La sociedad se encuentra en plena mutación; surgen sectores económicos y se transforman escenarios políticos que no sabemos a dónde nos conducen. El mismo concepto de “país” ha perdido sus nítidos perfiles convirtiéndose en un conglomerado de territorios, soberanías y dependencias económicas en el que se diluyen responsabilidades.
La sociedad esencialmente autárquica, con poderes y fronteras definidas, referencias superiores (patria, estado, religión…) y poderes fácticos (aristocracia, burguesía, fuerzas armadas…) que conformaba un “sistema de gobernanza” compacto y homogéneo, se ha desmoronado. Las referencias superiores han desaparecido, la política se fragmenta en partidos irreconciliables y se escalonan los niveles competenciales. El “sistema” se ha roto: no existe armonía entre las partes ni un “poder superior” y cada estamento actúa por libre.
El Nacimiento del Espacio Comunitario
¿Puede una sociedad orientar su futuro en estas circunstancias? Mientras tanto, se han producido cambios significativos: una población con altos niveles de formación rompe con la secular ignorancia y se consolidan avanzadas “experiencias comunitarias” que demuestran la capacidad de autoorganización de la sociedad civil. Ha nacido un “espacio comunitario” que, sin intereses político-partidarios ni económico-lucrativos, pone el foco en la persona y está preparada para asumir responsabilidades sociales.
Es urgente generar un nuevo “sistema de gobernanza” que dirija el rumbo en momentos turbulentos. Lograrlo requiere optar esencialmente entre estas dos vías alternativas:
- Mediante el recurso a liderazgos que, interpretando de forma arbitraria las leyes internas y los pactos internacionales, gobiernen sobre el conjunto de las estructuras del país. Se trata de un “retorno al pasado” que legitima su poder en caducas referencias superiores y ejerce una tutela paternalista sobre la sociedad.
- Mediante la creación de estructuras autónomas e interdependientes que establezcan redes de cooperación para dar respuesta a los intereses generales. Se trata de proyectar el futuro tomando como referencia la primacía de la persona como origen, centro y protagonista de la construcción social, movilizando potenciales comunitarios e innovando estructuras.
El Caso de la Comunidad Autónoma Vasca
La Comunidad Autónoma Vasca cuenta con características adecuadas para generar un sistema asentado en la participación democrática de personas e instituciones. Es un espacio idóneo para que prospere un “sistema” capaz de asumir la responsabilidad de orientar su propio destino. Se trata de pasar de una gobernanza limitada al ámbito público a otra que contemple el conjunto de las instituciones del país; de una exclusiva responsabilidad política, al liderazgo compartido con otras fuerzas.
Ha llegado la hora de la verdad: no se puede pedir a la “clase política” liderazgos que no está en condiciones de ejercer. Es momento de aceptar las propias responsabilidades y generar sistemas que orienten al país. El mejor antídoto contra las aventuras populistas es la creación de sólidos sistemas democráticos de gobernanza. La tarea es urgente.