Leo en el periódico que un grupo de orcas ha atacado a dos embarcaciones en distintos puntos cerca de la costa vizcaína. Y me ha hecho pensar en la importancia del punto de vista, en la importancia de tener una mirada amplia cuando valoramos un suceso y en el efecto que tiene la literatura, el arte en general, en darnos esa perspectiva. Hace tiempo escuché a alguien este ejemplo, no recuerdo a quién. Vemos una manada de ciervos cruzar una carretera y nuestra mente piensa: “Hay una manada de ciervos cruzando una carretera”. Una buena obra literaria es capaz de hacernos pensar dos veces en ese suceso y preguntarnos qué está pasando realmente ahí: ¿Hay una manada de ciervos cruzando una carretera? ¿O es más preciso decir que hay una carretera cruzando un bosque? Desde luego, desde la perspectiva de los ciervos es esa. Su hábitat ha sido partido por la mitad por una carretera. Supongo que las orcas también pensaron algo así. Este zoom mental nos lo proporciona muchas veces un buen libro, una buena película, o una buena obra de teatro. Porque nos hacen repensar sobre los lugares comunes a los que llegamos en nuestro día a día, sobre nuestras reflexiones rápidas, nuestros juicios con prisa. El punto de vista es crucial tanto en la literatura como en la vida y puede transformar nuestra visión y opinión sobre cualquier tema, pero hay algunas acciones que, las mires por donde las mires, son siempre injustificables. Veo otra imagen en el periódico: Un bebé palestino a punto de morir de hambre. Y pienso: ¿qué verán en esta fotografía quienes justifican algo así? A veces la realidad es tan cruda que no podemos comprender que alguien, aunque vea más cosas en esa foto además de un niño siendo asesinado, no sea capaz de sentir que eso es imposible de admitir, imposible de justificar, imposible de digerir. Por su urgencia y gravedad, no hay zoom mental ni precedentes que nos permitan verlo desde otro lado que no sea el de los derechos humanos.