El Estado patas arriba por unos simples mensajes de whatsapp, así se definiría rápidamente lo que ocurre en este país de pandereta. Que si Margarita es una pájara, que si Iglesias es un torpe, que si el extremeño Varas es un petardo, que si Page debiera dejar de tocar los cojones, etc. Y todo ello, en un lenguaje tan sencillo y llano que, más que un intercambio de opiniones entre gentes del gobierno central, parecen el grupo de whatsapp de la cuadrilla.
Los periodistas se escandalizan, o mejor, los aludidos se lo hacen, queriendo quitarle hierro a la cosa y el populacho, aquí andamos, entre escandalizados y encantados por aquello del morbo y de nuestra naturaleza cotilla que, si no es innata, reconozcámoslo, lo mamamos desde muy pequeños.
Ahora bien, si fuésemos honestos, debiéramos reconocer que ninguno de nosotros soportaríamos que los guaxaps que nos intercambiamos entre amigos, conocidos y compañeros de trabajo viesen la luz pública, y menos aún, que fuesen pasto de las llamas de la prensa. Si todos supiésemos lo que nuestros amigos, compañeros y conocidos dicen de nosotros, les aseguro que perderíamos la mitad de los supuestos amigos, de los amables conocidos y de los bienquedaos de la empresa. Así que, por favor, más benevolencia con los guaxaps de Ábalos y Sánchez.
Pues bien, puestos retorcer el argumento, ¿se imaginan ustedes los guaxaps que se intercambian cada domingo entre los mandamases de la distribución, entre ecolojetas (mi respeto hacia los ecologistas de verdad, los baserritarras), algunos politiquillos, etc. y demás personajes que suelen ser habitualmente mencionados en mis filípicas semanales? ¡qué se habrá pensado este p… juntaletras de m….! ¡Hay que cortarle los h…. a este sabelotodo! ¡A ver si alguien le da un toque a este tipo que se viene muy arriba todos los domingos! Y así, otros muchos calentones que, si bien me los imagino, nunca me han llegado.
O, mucho mejor, ¿se imaginan los guaxaps que se escriben los productores en esos foros cerrados que sacan humo, cada vez que circulan por las redes imágenes y vídeos de animales atacados por lobos, buitres, etc. o árboles pelados por los corzos, por no decir de vídeos de praderas arrasadas por los miles de jabalís que habitan nuestros montes? Imagino el pitido de oídos que deben sufrir los responsables de la fauna salvaje y sobre todo, los conservacionistas que impulsan que la población de dichas especies crezcan, aún a pesar de ser a costa de las gentes del rural. Por cierto, ni me quiero imaginar, los guaxaps que habrá escrito, amparado en la intimidad, esa persona que ha recurrido a las redes para llamar “agrofascista”a la organización ENBA en la que yo trabajo.
Nada si lo comparamos con los epítetos que se lanzarán entre funcionarios calificando, dicho suavemente, de ineptos a sus superiores políticos por desconocer la materia que dirigen mientras éstos, despellejarán, nunca mejor dicho, a esos funcionarios, que haberlos haylos, que no les da la vida entre el periódico, el café, los moscosos y demás días de asueto.
El observador que haya contratado la empresa propietaria de Whatsapp para controlar el buen funcionamiento de esta herramienta de mensajes que se nos ha vuelto imprescindible en el día a día, tanto laboral como familiar y socialmente, tiene que vivir asustado de las flores que se lanzan entre ganaderos y guardas rurales, entre agricultores e inspectores de la administración de marras que pasa más tiempo controlando que acompañando a los productores y qué decir de los mensajes que correrán en los círculos forestales sobre esos guardas forestales que se empeñan en ejercer de policías de esa rama, olvidando sus otras labores.
Nada que envidiar, por otra parte, a los mensajes que se intercambian productores proveedores con los dirigentes empresariales y cooperativos puesto que, al parecer, en muchos casos, se olvidan que las empresas y cooperativas agrarias son herramientas al servicio del baserritarra y no al contrario, que el productor es considerado un mero proveedor con el que asegurar la pervivencia de la cooperativa y/o empresa y qué decir entre los mensajes que se intercambiarán entre empresarios agroalimentarios y los jefes de compras de las diferentes cadenas de distribución.
Decimos, maldecimos mejor dicho, de los guaxaps de Sánchez y Ábalos, pero como decía al inicio, estoy totalmente convencido que ninguno de nosotros estaría dispuesto a hacer público sus conversaciones vía whatsapp. Nadie, ni usted ni yo, y menos aún, esos dirigentes de la oposición que vociferan ante Sánchez pero callan por lo suyo.
Imagínese usted lo morboso y jugoso que sería ver los mensajes de guaxap entre Feijóo, su cúpula directiva y el comilón de Mazón. Yo, no sé usted, me muero de ganas de ver esas conversaciones.
Miembro del sindicato ENBA