Un jeta
Tenemos que darle una vuelta a la desprotección en la que dejamos a nuestros mayores, en parte por culpa nuestra -falta de tiempo, vidas estresantes- y en parte porque la digitalización ha dado un salto tal que muchos se han quedado por el camino. Debemos evitar que pasen cosas como ésta: “Cinco años de cárcel para un fontanero, que cobró 80.000 euros a una anciana por repararle un calentador” (Deia). La sentencia detalla que el hombre “se ganó la confianza de la mujer” y “urdió un plan para aprovecharse de la situación desvalida en la que se encontraba”. A este le han pillado, pero cuántos casos así habrá.
Una tortilla

Si el de arriba es un jeta, no sé cómo podemos llamarle a éste. “Un juez desestima la alegación de un divorciado que pedía una pensión alimenticia de 30.000 euros a su ex” (Directo al Paladar). Ella, hija de un multimillonario constructor. Él, trader financiero e inútil a tiempo completo porque, durante los tres años que duró el matrimonio, no tuvo tiempo (o no fue capaz) ni de aprender a hacer una tortilla. Y, con todo su cuajo, eso es lo que alegaba para pedir una pensión alimenticia millonaria. Vale que quienes tienen pasta a raudales viven en su burbuja, pero ¿a qué cotas de surrealismo está llegando esta sociedad?
Caras nuevas

Esto es predicar en el desierto, pero estamos dejando que los jóvenes, que suelen ser también los más influenciables, consuman programas y contenido que pueden ser una bomba de relojería. “Los concursantes de ‘La isla de las tentaciones’ se han hecho una cara nueva tras el programa. Es un síntoma de algo más” (Xataka). Ese “algo más” es la necesidad de cumplir con la presión estética de las redes, que hace que cada vez más jóvenes se operen y lo hagan a edades más tempranas. En muchos casos, cuando ni siquiera se han terminado de desarrollar. Es una verdadera atrocidad y la antesala a infinidad de problemas de salud mental.
Maldad

¿Qué llevó a los jóvenes del IES Torres Quevedo de Santander a agredir a su compañero con parálisis cerebral, grabarlo y subir el vídeo a internet? ¿Son jóvenes con problemas de conducta por su contexto familiar y económico? ¿Eso justificaría la brutal agresión? ¿Puede la educación de la familia evitar que pasen cosas como ésta? ¿O quien es mal bicho desde su más tierna infancia sólo irá a peor, independientemente de que traten de conducirlo? A esa edad ya tienen meridianamente claro lo que está “bien” y lo que está “mal”. Una falta de valores que no es, por desgracia, excepcional en la sociedad de hoy en día, y que asusta.
Lo de Alves

Llevo desde el viernes tratando de entender el giro del caso de Dani Alves, al que la justicia catalana ha absuelto del delito de agresión sexual por el que está en la cárcel. Durante el juicio recuerdo que se destacó la consistencia del testimonio de la víctima, que no cambió en ningún momento de versión -como sí hizo Alves, y varias veces-. Lo que ella decía coincidía, además, con los análisis médicos. ¿Qué ha pasado para que ahora lea justo lo contrario? Un ejemplo más, como con La Manada, de casos muy mediáticos en los que se hacen juicios sociales paralelos que, curiosamente, no suelen coincidir con el fallo judicial.