Si estas emocionadas líneas fuesen musicadas, resultarían un canto del cisne como mi última Mesa del Director dominical. En la hora del relevo en los plazos convenidos, procede el sentido agradecimiento por la atención dispensada en estos dos años largos al frente de una redacción repleta de buenos periodistas por tratarse de personas buenas, en sabia interpretación de Kapuscinski.
En la cuarta dirección en los veinte años de DNA nos ha correspondido la tarea de implantar definitivamente la producción híbrida con preeminencia del flujo digital, secuenciado en canales multitemáticos y dinámicos donde acompasar la inmediatez informativa con contenidos divulgativos y de ocio, caudal noticioso del que realizar una selección impresa también orientada a dotar de contexto y perspectiva. En lo editorial, con unas pautas de elaboración de piezas optimizadas y de posicionamiento en los soportes on line con medición de audiencia en tiempo real para trascender de la mera opinión al criterio fundado, mientras que en lo comercial mediante atractivos productos multiplataforma con nítido foco digital. Y en ambos casos, al fin de procurar un alcance creciente en clientes potenciales –lectores y anunciantes– en aras a mayores notoriedad y autoridad, influencia y reputación.
Más allá de la adaptación a las nuevas narrativas digitales, con impronta audiovisual al alza y la opción de competir con primicias on line al margen de exclusivas en papel, siempre desde la premisa de la esencia netamente periodística de DNA, el binomio entre las noticias de interés general y las historias personales que conmueven e inspiran. A partir de la sólida apuesta por el rigor y la pluralidad sobre la base de la información veraz, la rectamente obtenida y difundida, contrastada y sin expresiones injuriosas. Pilar de credibilidad junto a la transparencia de los principios editoriales en pro del autogobierno, la cohesión social y la pujanza económica, siempre desde la especificidad de Araba. Un ejercicio honrado y además honesto frente a las fake news, que amenazan la solvencia de la opinión pública –y así la democracia misma– y constituyen una estrategia consciente de manipulación política y a la vez de generación desleal de negocio porque el bulo polarizante reporta más clics que la información ponderada de profundidad. En contraposición, el periodismo digno de tal nombre tiene una responsabilidad social incluso en la vertiente del entretenimiento y debe auspiciar una conversación pública constructiva, sin menoscabo de su función de control del entramado institucional.
Todos los compromisos antedichos quedan plenamente salvaguardados con la nueva dirección –ADN alavés y DNA 100%– para desde una acreditada competencia avanzar en la senda del liderazgo digital, la versatilidad de la organización y el impulso del talento interno. Le guiará, como a las anteriores, el férreo afán de servicio a la sociedad alavesa. Fue todo un honor y, pese a las tensiones inherentes al oficio, un verdadero placer. Eskerrik asko.