Nicolás Maduro enfrenta este domingo la contienda más dura de su década en el poder. Las elecciones presidenciales de Venezuela representan todo un reto para la maquinaria defraudadora del régimen chavista, dado que la oposición, bregada en 20 años de resistencia democrática, se ha movido esta vez un paso por delante del régimen y podrá postular finalmente al diplomático de carrera Edmundo Gonzalez Urrutia a la presidencia del país. La larga carrera de obstáculos que ha tenido que correr la opositora Plataforma Unitaria para llegar viva a la cita electoral muestra bien a las claras la intención del chavismo de no entregar democráticamente el poder en una hipotética pero muy previsible derrota en las urnas. Las condiciones acordadas entre el Gobierno y la oposición en Barbados para la celebración de unas elecciones competitivas han sido incumplidas sistemáticamente por los resortes del poder: la principal figura de la oposición, María Corina Machado, ha sido inhabilitada por 15 años por el Tribunal Supremo, 30 de sus colaboradores más cercanos han sido acosados por la policía o secuestrados y la invitación a una misión de la UE para observar las elecciones ha sido revocada.

En la lista de incumplimientos flagrantes de dicho acuerdo de Barbados se encuentra también la participación de las personas emigradas en el proceso electoral. Dicha nutridísima comunidad asistirá como convidada de piedra a la cita, dado que solamente podrán ejercer el voto 69.211 de los 8 millones de venezolanos que, según datos de la ONU, viven en el exterior. Esta realidad, lejos de responder a dificultades logísticas, se explica por una premeditada estrategia obstaculizadora del régimen, que ha exigido requisitos no contemplados en ninguna ley tales como la de ostentar la Residencia de Larga Duración o Nacionalidad del nuevo país de Residencia y tener además el Pasaporte Venezolano Vigente. El Consulado de Bilbao, por poner un ejemplo, siendo la jurisdicción de 25.000 venezolanos residentes en Hegoalde, La Rioja y Cantabria, sólo permitirá el voto a 1.280 personas.

A unos días vista, es difícil predecir el rumbo que tomarán los acontecimientos a partir del próximo domingo, pues todo depende de la fatiga de materiales que muestren las estructuras del chavismo ante la más que probable derrota en las urnas. La intrincada madeja de intereses personales que une hoy al chavismo podría colapsar si quienes empuñan el timón de la nave gubernamental o aquellos segundos niveles de la administración más escasamente irrigados con el dinero procedente de la corrupción observan grietas en el casco de la embarcación. Ante una Plataforma Unitaria que pudiera recabar más de un 60% de apoyos, el dilema de Maduro y su cúpula será probablemente encarar una transición pacífica hacia la democracia manteniendo algunos privilegios o perpetuarse 6 años más en el poder situando de esta forma al país al borde de un abismo insondable.

La actualidad informativa ha sido intensa estos últimos días en lo diplomático. Estados Unidos traza una errática estrategia en Venezuela, y tras dejar atrás la ineficaz batería de sanciones internacionales a la exportación de crudo, mantiene abiertos cauces de comunicación con el chavismo para que estos acepten el resultado emanado de las urnas.

En el flanco aliado, el presidente brasileño Lula Da Silva ha lanzado este lunes una inédita reprimenda a Maduro por predecir un “baño de sangre” y una “guerra civil” en Venezuela si pierde las elecciones: “Maduro tiene que aprender, cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas”. Da Silva se ha esforzado siempre en tender la mano a su homologo venezolano para sacarlo de su aislamiento político internacional, pero la escalada autoritaria del régimen parece haber terminado por socavar su estrategia de mediación. Mientras tanto, Rusia y China continúan ofreciendo respectivamente fuerza bruta y financiación para el maltrecho erario venezolano, pero los asiáticos podrían no ver con tan malos ojos un cambio de inquilino en el Palacio de Miraflores si este planteara un calendario creíble para la devolución de la deuda.

Las variables analizadas irán marcando el tempo y el cariz de los acontecimientos durante los próximos días. Desde estas líneas, solamente cabe desear lo mejor a un pueblo hermano que ha sufrido en esta época reciente el mayor éxodo humano de la historia en ausencia de guerras, y que merece desde luego un porvenir mucho más luminoso que el momento actual. La labor a desempeñar en Venezuela es ingente, pero las elecciones del domingo podrían constituir un ilusionante comienzo.

Parlamentario de EAJ-PNV, miembro de la Comisión de Acción Exterior del Parlamento Vasco