Vivimos de mitos. La capacidad humana para comunicarse ha tenido asociada, desde siempre, la habilidad de relatar hechos y ligada a esta destreza, la facultad de dar libertad a la imaginación para moldear los relatos. Por eso, la objetividad pura no existe. Siempre hay matices característicos de quien emite los mensajes. No quiero decir con esto que todo lo que conocemos sea mentira o que esté fundado en percepciones de parte. Las mentiras son otra cosa. Falsedades intencionadas que se divulgan con un interés específico.

Maratón

Lo que pretendo significar es que nada en lo que creemos es inmutable ni incontestablemente auténtico. Nuestras creencias están basadas en hechos ciertos, pero interpretables.

Pondré un ejemplo. En nuestro aprendizaje obtuvimos la información de que la carrera denominada Maratón tuvo como origen la proeza de un soldado griego llamado Filípides (Fidípides) que corrió 42 kilómetros desde las playas de Maratón hasta Atenas para dar a conocer una importante victoria de las tropas griegas sobre los invasores persas en el año 490 antes de Cristo.

La historia que nos contaron señala que, llegado Filípides a Atenas, anunció la derrota del enemigo y, acto seguido, cayó muerto. A consecuencia de tal heroicidad, los griegos honraron la gesta añadiendo la maratón a los antiguos juegos olímpicos. Sin embargo, el origen y la consecuencia de aquel hecho poco tiene que ver con lo que allí aconteció.

Al parecer, sí resulta verosímil la existencia de un griego llamado Filípides o Fidípides cuyo cometido fue ser mensajero. Éste también realizó un largo viaje, pero no para anunciar un triunfo militar, sino para reunir tropas con las que combatir a los invasores persas encabezados por Darío. Según el historiador Heródoto, el mensajero no recorrió 42 kilómetros sino que la distancia del viaje fue de 246 kilómetros, separación existente entre Atenas y Esparta. Otras fuentes documentales, Plutarco (año 347 después de Cristo) discrepan hasta del personaje y señalan que fue Eukles quien recién llegado a la capital ateniense desde Maratón solo pudo decir “sed felices, hemos vencido” e inmediatamente expiró.

Sea como fuere, ninguno de estos protagonistas inspiró una carrera de larga distancia en los antiguos Juegos Olímpicos. En las competiciones originales existían carreras a pie con distancias mucho más cortas –de hasta 24 stadion o 4,5 kilómetros– en las cuales los atletas iban ataviados con armaduras de hasta 27 kilogramos.

La carrera denominada maratón se “inventó” en la época moderna. En la década de 1890, el francés Michael Bréal propuso al Comité Olímpico Internacional organizar una serie de competiciones que, inspiradas en los juegos antiguos, fueran rotatorias entre naciones cada cuatro años. Uno de esos torneos era una marcha a pie desde Maratón a Pnyx, lugar donde los antiguos atenienses celebraban sus asambleas. En total, una carrera de 40 kilómetros de recorrido. Su primera edición fue el verano de 1896 y la competición fue dominada por el deportista heleno Spiridon Louis. La distancia final de 42 kilómetros se estableció en 1908 en Londres, donde los organizadores alargaron el kilometraje de la prueba para que el rey Eduardo VII y la reina Alexandra pudieran contemplar cómodamente sentados la línea de meta desde su palco real.

Historias distintas para acontecimientos que creíamos de una manera y que se fraguaron de otra. Mitos y costumbres que los seres humanos hemos amoldado a nuestros intereses e incluso, por servilismo cortesano se ajustaron al confort de la realeza.

Pedro Sánchez tiene por delante no ya una maratón, sino una carrera cuya distancia desconoce, pero que está plagada de obstáculos y complicaciones a solventar. El recién renovado jefe de la Moncloa ha pretendido cerrar el año corriendo a toda velocidad una San Silvestre. Pretendía dar continuidad, en un abrir y cerrar de ojos, a un montón de medidas anticrisis, heterogéneas entre sí, sin percibir que para que posteriormente fueran convalidadas necesitaban ser del agrado de todas y cada una las formaciones que le habían permitido llegar a la presidencia. Pero ni la premura en las decisiones ni la pluralidad de medidas, facilitaba que el propósito llegara a la meta en condiciones.

El gobierno de coalición PSOE-Sumar volvió a cometer el mismo pecado que en la legislatura pasada; presentar un decreto ómnibus con apenas 48 horas para que sus aliados (JxC,ERC, PNV, Bildu, BNG) pactaran sus discrepancias y estuvieran en condiciones de ratificar un acuerdo. Porque una cosa es aprobar en Consejo de ministros un decreto y otra bien diferente obtener su respaldo mayoritario en las Cortes.

Los medios de comunicación, los analistas, han despiezado el cúmulo de medidas incluidas en la propuesta ministerial (IVA, gravámenes energéticos y a la banca, desahucios, bonificaciones transporte, etc.) pero nadie se ha planteado por el momento cual será el escenario si alguno de los socios necesarios, disconforme con determinados contenidos, ejerce su voto para negar la aprobación. El castillo de naipes puede caerse de arriba abajo y el gobierno de Sánchez tropezar y caer en la primera valla de la carrera. Los catalanes de JxC ya han expresado sus reservas con algún texto. Sabíamos que, con los antecedentes existentes, y con las desconfianzas acumuladas, iban a ser extremadamente exigentes para prestar un apoyo continuado al nuevo ejecutivo. Y por si esa dificultad fuera poca, encontramos a cinco diputados –Podemos– fuera del margen del control de Sumar y de la coalición en sí. Cinco “morados” que ya han expresado si disconformidad con alguna de las medidas contempladas.

Además, para mayor zozobra, desde la Moncloa se plantea llevar a votación al Congreso durante la segunda semana de enero una macedonia de propuestas a ratificar –tres decretos ley, la enmienda a la totalidad a la proposición de ley de amnistía, el techo de gasto y alguna cosa más–. Demasiada tralla para el inicio de una maratón como la que se desea.

Y todo esto, con el ambiente caldeadito por la tensión provocada por la polarización y las estrategias destructivas de unos y otros. Menos mal que Aitor Esteban –designado por los periodistas parlamentarios como “mejor orador” en el Congreso– y el resto del grupo parlamentario vasco han estado al quite de las medidas gubernamentales y han sabido reaccionar a tiempo para poder plantear, desde allí, desde Madrid, la primera línea de defensa de los intereses de Euskadi. Atendiendo al bienestar general y al autogobierno vasco. Aunque siempre habrá alguna ministra que anteponga la ideología al buen gobierno y algún que otro cretino que vea en la posición del PNV extraños tejemanejes.

Nadie se atreve a vaticinar la duración de la legislatura española que comienza. El inicio de la carrera no ofrece muchas garantías pero habrá que saber saltar las vallas con equilibrio si se quiere tener una opción de continuidad.

En Euskadi asistimos a una actividad dual. Por un lado, quienes parecen haberse detenido a la espera del pentecostés electoral, fiándolo todo a una política de marketing y consigna. Y por otro, quienes insisten en seguir levantando la persiana todos los días, teniendo en cartera un centenar de iniciativas (desde cómo reducir listas de espera marcha cien iniciativas como reducir las listas de espera sanitarias, puesta en marcha de nuevas medidas de emancipación juvenil, aprobación de la Ley de Transición Energética, ofertas públicas de empleo, consolidar el 40% de los puestos de los interinos, etc.).

Unos y otros comparten un espacio que estará marcado por las elecciones autonómicas, a celebrarse cuando el lehendakari que es quien tiene la prerrogativa legal de convocarlas, determine la fecha de la cita con las urnas. Mientras tanto, toca seguir trabajando. Y Urkullu, en contraposición a quienes se levantan cada mañana con la brújula electoral en la mano, buscando atajos populistas que le renten un titular en Vocento, demostrará que un gobierno está para gobernar hasta el final de sus días. Responsabilidad frente a ventajismo. Política sólida, real, frente a postureo y demagogia.

Quienes se creen Filípides y desean pasar a la historia, aunque solo sea en sueños, pueden correr y correr, en la creencia de la premura en la carrera les llevará a obtener una ventaja cuando ni tan siquiera existe competición en la que medirse. Tengan cuidado de no pasarse de frenada o de acabar exhaustos antes incluso de que la maratón comience.

Miembro del Euskadi Buru Batzar del PNV