Creo que fue Javier Solana, voz autorizada en la materia, quien dijo una vez que una cosa es la agenda internacional y otra lo que se nos cuenta, y por lo tanto no nos queda otra que intentar leer entre líneas y líneas de propaganda para hacernos una idea de por dónde van los tiros en las relaciones internacionales e intuir así en qué dirección se dispararán en lo sucesivo las balas de verdad, por si hay que agacharse. Aquí nadie da puntada sin hilo, y por eso es llamativo que Estados Unidos y la OTAN salieran inmediatamente a abroncar a Zelenski por decir que el misil que al parecer se le cayó en Polonia era ruso. Da igual que tuvieran razón, lo relevante es preguntarse por qué dejan en evidencia en este momento al otrora ungido como héroe de Occidente, disponiéndose como se dispone de canales discretos para hacer estas cosas. Pasan unos días y Pedro Sánchez se estrena como presidente de la Internacional Socialista anunciando “la hora de la paz, del fin de la guerra en Ucrania, del fin de todas las guerras”. Muy bonito, y bastante clarificador también, habida cuenta de que estaba recién llegado de Bali, lugar elegido este año por los poderosos para cortar el bacalao, y donde Biden y Xi Jinping compadrearon como viejos amigos para sorpresa y alivio de la Humanidad.