os investigadores reconocemos que la inteligencia artificial (IA) representa uno de los elementos fundamentales en el desarrollo de las ciudades inteligentes. Junto con el aprendizaje automático, la IA se adapta bien para formar la base analítica de los programas de ciudades inteligentes.
La investigación en este campo aún está en sus comienzos. Se espera que la inteligencia artificial se convierta en un elemento fundamental de una proporción cada vez mayor de aplicaciones en ciudades inteligentes.
La IA ya está desempeñando un papel en los clústeres y espacios de alta tecnología contemporaneous, principalmente en innodistritos y fábricas del futuro, pero cada vez más en ciudades científicas (science cities), puertos inteligentes, complejos de servicios a la producción, parques eco-industriales, etc.
Estos espacios comparten con las tradicionales tecnópolis una concentración en la fabricación innovadora y avanzada, así como en las industrias basadas en la información. Algunos innodistritos combinan IA y plataformas robóticas con ecosistemas de startups y empresas de alta tecnología reubicadas en el centro de las ciudades en los últimos 10-15 años.
La investigación e innovación en fabricación avanzada que tienen lugar en las “fábricas del futuro”, ubicadas en áreas urbanas y regiones metropolitanas, está haciendo un uso extensivo de dispositivos y procesos de toma de decisiones autónomos para optimizar la producción.
Un ejemplo es la llamada lights out manufacturing, donde los sitios de producción están completamente automatizados y los procesos como el mecanizado CNC (control numérico por computadora) no requieren presencia humana.
Áreas urbanas específicas en numerosas ciudades se están convirtiendo en espacios de producción de IA donde se organizan encuentros de programación y algoritmos (hackatones) para producir código. Algunos innodistritos albergan estas reuniones, que se organizan como eventos de design thinking. El objetivo de un hackaton es crear software o hardware funcional durante el evento. Según los críticos, los patrocinadores aprovechan la mano de obra gratuita de jóvenes ingenieros y programadores para crear “expectativas ficticias de innovación”.
La implementación de tecnologías de IA en varios sectores de la industria está aumentando y ahora está atrayendo la atención del sector de la megaconstrucción, que como sabemos está plagado de problemas y deficiencias, incluidos sobrecostos masivos, alta incidencia de errores y otros.
Un uso principal de la IA en proyectos de megaconstrucción es como herramienta analítica para descubrir rápidamente tendencias, patrones y significado en los datos. Los planificadores de megaproyectos también están recurriendo a la inteligencia artificial para conseguir aumentar la productividad.
El gigante estadounidense de la megaconstrucción Bechtel, por ejemplo, creó un Centro de excelencia de Big Data & Analytics (BDAC), en asociación con la firma de ciencia de datos Miner y Kasch, para que los equipos de proyecto pudieran simular la modularidad y la secuencia de construcción.
La IA también puede gestionar la programación, los seguimientos y recordatorios, la evaluación, la identificación y mitigación de riesgos. El “aprendizaje reforzado”, una técnica de inteligencia artificial basada en prueba y error, puede evaluar combinaciones y alternativas basadas en el análisis de proyectos similares, así como otras tareas de optimización de planificación de proyectos.
Además, los robots pueden diseñarse para aprender de las simulaciones y ayudar en tareas que se van a convertir en algo común, como la prefabricación in situ.
El sector de la megaconstrucción podría beneficiarse del uso de innovaciones de inteligencia artificial en otras industrias. Los analistas sugieren que los planificadores de megaproyectos se comprometan más y se conviertan en parte del ecosistema de la industria para beneficiarse de la fertilización cruzada y las sinergias.
Dada la situación actual de utilización relativamente limitada de la alta tecnología en la industria de la megaconstrucción, los responsables de la toma de decisiones también deberían aumentar la inversión en I + D para fomentar la digitalización.
A pesar de la naturaleza incremental de la implementación de la ciudad inteligente, su carácter disruptivo es innegable. Sin duda, la innovación disruptiva se desarrolla dentro del marco general de la destrucción creativa capitalista, como nos mostró Schumpeter.
Este impulso disruptivo se suma al proceso de desarrollo de megaproyectos como una empresa esencialmente disruptiva y contenciosa, tal y como hemos mostrado en algunas publicaciones especializadas. El régimen urbano disruptivo de la IA responde de manera efectiva a los intereses estratégicos entre los empresarios, las partes interesadas en la tecnología y la máquina de crecimiento urbano.
Una consecuencia es la falta de exploración de espacios alternativos para el desarrollo urbano basados ??en otros modelos, valores, prioridades y marcos regulatorios.
Esta estrategia científicamente planificada, que derriba todas las alternativas y convierte a la IA en un componente necesario e inevitable del desarrollo urbano (que potencialmente conduce a la monopolización), es una gran amenaza para el carácter caótico y azaroso de las ciudades, como siempre ha argumentado Richard Sennett.
También es un riesgo para la centralidad de los espacios públicos y la fricción cívica entre humanos que se debe producir, según Jane Jacobs, en el núcleo de lo urbano como complejidad auto-organizada.
Por otro lado, depender de un conjunto único, totalizador e interrelacionado de estrategias para el desarrollo urbano, ofrecidas por una sola industria, la industria de la tecnología, presenta serios riesgos derivados de la movilidad del capital.
Dado que el proceso de ubicación empresarial lo deciden exclusivamente las corporaciones tecnológicas, los intereses privados pueden determinar el éxito y el fracaso de la política urbana y el desarrollo urbano. Las negociaciones fallidas de la ciudad de Nueva York en 2019 para intentar que Amazon construyera una nueva sede corporativa en el distrito de Queens es un ejemplo de ello.
El modo de producción promovido por Facebook, Google y Amazon afirma funcionar con “inteligencia artificial”. Sin embargo, en realidad lo mantienen unido decenas de millones de trabajadores anónimos en almacenes, centros de datos, fábricas, talleres de ensamblaje electrónico, granjas industriales y plantas procesadoras donde quedan desprotegidos de enfermedades y de la hiperexplotación.
Como estrategia corporativa top-down, el régimen naciente de IA probablemente fomentará una carrera por las valoraciones sobredimensionadas en procesos, espacios, dispositivos y resultados que inclinarían las economías urbanas hacia un mayor enfoque en el suelo conectado y los derechos de propiedad intelectual.
La gentrificación tecnológica (interrelacionada con la gentrificación verde) ya es una característica emergente en espacios adyacentes a innodistritos y otros barrios tecnológicos urbanos. Como consecuencia, grandes segmentos de la población urbana (aquellos que viven en la pobreza, sin acceso a servicios básicos o con problemas de accesibilidad debido a discapacidades) pueden potencialmente quedarse atrás.
Estas son algunas de las deficiencias de la economía política del régimen urbano naciente de la IA. Otros riesgos y dilemas éticos provocados por la estrategia de ciudad inteligente tienen que ver con el control, la privacidad y la seguridad. Esto ocurre en una situación de “vigilancia” derivada del alto nivel de recopilación, análisis, escaneo e identificación de big data para la monitorización predictiva, como señala Zuboff en su libro sobre El capitalismo de la vigilancia.
Sabemos que también hay riesgos cognitivos, como la “automatización intelectual” y la “complacencia de la automatización”, de acuerdo con las investigaciones de Nicholas Carr. Por otro lado, el “aprendizaje profundo” opera en un modelo de caja negra que no siempre es comprensible para los humanos.
La IA podría potencialmente ser pirateada, permitiendo que los ciberdelincuentes interfieran con la energía, el transporte, la alerta temprana u otros sistemas cruciales. Dado que los sistemas de IA interactúan de forma autónoma, pueden producir resultados impredecibles y, así, la IA descontrolada podría representar un peligro existencial para los humanos.
Por último, aunque igualmente importante, la automatización basada en inteligencia artificial puede generar pérdidas masivas de empleo en cualquier industria.
Toda esta disrupción inteligente no es ya evitable, aunque sí podemos encauzarla con debates reposados y relevantes en torno a qué tipo de sostenibilidad queremos para nosotros y para las futuras generaciones. A la sostenibilidad inteligente y justa dedicaremos un próximo artículo. * U.S. Fulbright Professional Ambassador; Massachusetts Institute of Technology; London School of Economics