En nuestro querido templo del cortado mañanero ya está todo preparado. Aunque a los viejillos del lugar todavía les dura el cabreo porque la mani de sus compañeros en Madrid por el tema de las pensiones ha pasado sin pena ni gloria, el grupo motor y nuestro amado escanciador de café y otras sustancias han organizado de cara al inicio de la campaña electoral dos actividades lúdico-festivas para hacer la cosa más interesante. La primera es que se está montando una quedada líquida para el día que se haga el debate electoral en televisión. La premisa es sencilla, aunque a mí me parece un tanto arriesgada a pesar del alborozo y algarabía de los habituales. Las reglas son simples. Cada vez que uno de los intervinientes diga la palabra Cataluña, txupito de patxaran. Pero si el palabro en cuestión es Franco, txupito de Larios. Hay temores sobre cuántos de los presentes en el local van a salir a cuatro patas teniendo en cuenta el nivel que se espera en el supuesto debate. Sólo se tomará agua si se menciona a los pensionistas o la violencia contra las mujeres. La segunda actividad folklórica es la apuesta abierta -el premio es un jamón del bueno- sobre cuándo repetiremos las elecciones, partiendo de la base de que de éstas tampoco va a salir un gobierno.