Saben ese cliché empalagoso de novios cuelga tú no cuelga tú, y así hasta el infinito. Pues bien, digamos que la semana empieza en lo político más o menos en esa actitud, pero al revés. No te cojo el teléfono, no me contestas, no te contesto, no me whatsappeas, te escribo una carta... Nivelazo. Ya tendrán noticia del intercambio de misivas entre el president y el presidente en funciones. Llevan enviándose cartas desde el lunes pasado, aunque a la luz de los acontecimientos hay muchas dudas de que las hayan leído. Como lo de las cartas no funcionó, se enviaron mensajes a través de los medios y, sobre todo, Twitter, que somos políticos millennials o así. Creo que había voluntad de hacerse oír, pero poca de escuchar. El caso es que el asunto ha pasado al teléfono. Quim Torra llama a Moncloa y Sánchez no le responde. Ostentosamente por supuesto, la llamada y la no respuesta. En el éxtasis de surrealismo berlanguiano, el Govern hizo público el domingo un vídeo en el que supuestamente se recoje una de esas llamadas. “Quins collons!”, exclama Torra contrariado ante la falta de respuesta. Ayer Sánchez le envió otra carta y visitó Barcelona... sin visitarle a él. En serio, ¿en qué momento confundimos hablar con estar de acuerdo? ¿Cuándo decidimos que se puede llegar a un acuerdo sin hablar?