Vivimos una auténtica primavera demoscópica, con un sondeo electoral cada media hora. Lo de menos casi es si el rosario de encuestas se aproximará a lo que depararán las urnas el 10 de noviembre, sino cómo influyen los acontecimientos -vertiginosos sin duda- en la temperatura de cada sigla. Hace unas semanas, nos entreteníamos con los vaticinios sobre el efecto de la repetición electoral, el cabreo y el cansancio en la abstención. El salto al terreno de juego de Más País derivó inicialmente en apolípticas predicciones para Unidas Podemos. Pero hete aquí que pasadas un par de semanas, las encuestas apuntan ahora a que es el PSOE el que, sin caer, se estanca. Y es que parece que el centro vuelve a erigirse -al menos este rato- en santo grial electoral y en el viaje al centro, a tenor de los sondeos, el Pablo Casado al que una veraniega barba transmutó en Mariano Rajoy tiene pinta de haberle ganado la delantera a Pedro Sánchez. Los sondeos dicen que las hectáreas que retrocede Ciudadanos -Albert Rivera se abre ahora a pactar con el PSOE tras el 10-N-, las gana el PP y no el PSOE. Así las cosas, con Catalunya y España con ñ mayúscula y mucha bandera en primera línea de los discursos, Sánchez subió ayer la apuesta prometiendo una subida de las pensiones de 2020 con el IPC si gobierna. Continuará.
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