Era junio de 2015. Pedro Sánchez subía al escenario del madrileño Circo Price con una enorme bandera de España como fondo. Era su primer acto oficial como candidato del PSOE a la Moncloa. Desde entonces, Sánchez ha afrontado tres campañas de elecciones generales y va a por la cuarta, ha protagonizado dos investiduras fallidas -la primera, sin haber ganado los comicios y previo acuerdo solemnemente presentado con Ciudadanos; la segunda, tras ganar las elecciones y sin apoyos-, fue defenestrado por su propio partido y forzado a dimitir de la Secretaría General y de su escaño, volvió para ganar las primarias y volver a ser secretario general derrotando a su némesis Susana Díaz, apoyó con condiciones la aplicación del 155 en Catalunya y lideró y ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy que, con apoyo de Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, EH Bildu y Nueva Canaria, le aupó finalmente a la Moncloa. Con el horizonte del 10-N, la fallida y cruenta búsqueda de apoyo de Unidas Podemos para ser investidotras el 28-A y la irrupción de Más País, el lema es Ahora Gobierno, ahora España. La estrategia electoral de Sánchez no busca crecer hacia la izquierda, sino hacia el espacio de centro que pudo ocupar C’s. Y llega el 1-O: “El Gobierno en funciones puede aplicar el 155 sin problemas”, avisó ayer.