Mire usted por dónde, al final, la cosa electoral se va animando. No en vano, según discurren los días, la irrupción de nuevos actores en la pugna por atesorar el mayor número de papeletas en las urnas amenaza con desbaratar las estrategias de los tácticos de cada uno de los contendientes. Y eso, mirado con cierto interés, significa algo más de fuelle para una cita que nacía entre el hartazgo, la desidia y el cabreo del personal, ya cansado de tanto votar para nada bueno (ni malo, la verdad). El anuncio de la presentación del partido liderado por Íñigo Errejón en las circunscripciones con mayor número de escaños en juego en el Estado habrá sentado como una coz en la espinilla a más de uno, que ahora se lamentará de disensiones anteriores y de amistades echadas a perder por aquello del quítate tú para ponerme yo. Claro está, habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos pero, en principio, que algo se mueva en el tablero electoral sólo puede ser buena noticia en un panorama en el que la abstención se barruntaba como protagonista capital en los próximos comicios. Ahora sólo queda esperar a ver cómo el CIS de Tezanos aprovecha la ocasión para hacer sociología de diseños a la mayor gloria de las próximas encuestas.
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