Síguenos en redes sociales:

Las ‘ganas’ a los bancos

es evidente que la banca es uno de los sectores más poderosos del sistema, si no el que más. Basta con que los bancos estornuden para que todos nos aprestemos a desprendernos de nuestras medicinas, mantas, toda la ropa de abrigo, incluso luz y calefacción, aunque vivamos (o agonicemos) en el más crudo de los inviernos. Antes de la última crisis, diría que se trataba de una rama respetada e incluso admirada. Pero llegó el gran cataclismo -provocado en gran medida por la misma Banca- y las cañas se tornaron lanzas. El paraguas que se abría sonriente ante nosotros mientras lucía el sol se cerró inmediatamente en cuanto comenzó a llover. De nada sirvió privarnos de nuestro pan para pagarle sus deudas. Inmisericorde, cerró el grifo a empresas y particulares, desahució como si no hubiera un mañana, dejó de ser, en definitiva, la herramienta que todos creíamos imprescindible para nuestro bienestar. Más tarde, remitió la recesión, o eso dicen, y los bancos volvieron a mirarnos con indisimulada simpatía, quizá conscientes de que aún nos necesitan para que su negocio prospere. Pero ¡ay amigo!, un error del Tribunal Supremo les ha vuelto a desenmascarar. “Que paguen”, claman ahora los políticos, por cierto, el último sector por ahora intocable.