Pues sí, capítulo 3.278.588. Si la acción de la trama en Madrid tiene epicentro judicial, la acción en el escenario catalán se sitúa en las últimas semanas en el Govern y en la alianza de Junts pel Sí. Hace apenas diez días, el fulminante cese del conseller Jordi Baiget sacaba a la palestra con toda su crudeza las dudas o incluso discrepancias que el referéndum del 1 de octubre suscitaba en el seno del Govern y del PDECat. Pues bien, probando que la caída de Baiget fue un claro aviso a navegantes, Carles Puigdemont pergeñó entre el jueves y ayer una crisis de gobierno con la que, a decir de los propios medios catalanes, ha querido construir un Ejecutivo con la determinación de llevar hasta el final la cita del 1 de octubre y también, y lo que puede resultar algo más curioso, a la medida de su vicepresident, Oriol Junqueras. No fue gratuito que el líder de ERC rechazara hace unos días la invitación de Puigdemont para coordinar el referéndum si las responsabilidades no eran compartidas por todos los consejeros. Tres consellers y un secretario dimisionarios, todos ellos del PDECat, para cerrar filas. En el choque de trenes del que hablan algunos, parece que una de las víctimas que más se adivina son las siglas sucesoras de Convergència. Blindaje del Govern en torno al 1-O.