Cuentan las crónicas periodísticas que durante la comparecencia el lunes del extesorero popular Luis Bárcenas en la comisión de investigación de la supuesta financiación ilegal del PP en el Congreso, cuando llegó el turno del que fuera su partido -que no le dirigió ninguna pregunta-, Bárcenas se levantó de su silla de compareciente y se fue hasta la mesa de los cafés para servirse una tacita. Probablemente, la imagen es el mejor resumen del estado de cosas. Cuánto ha llovido desde aquellos meses apocalípticos de 2013 en que asistimos al folletín de los papeles de Bárcenas como si el mundo fuera a acabar al día siguiente. “Luis sé fuerte”... Cuánto ha llovido desde aquel imborrable momento en que Bárcenas abandonaba la cárcel de Soto del Real, enero de 2015, y el extesorero lanzaba: “Yo no tengo ningún mensaje para Mariano Rajoy: eso sí, he hecho caso a su consejo, y le doy las gracias: Luis ha sido fuerte de verdad”. Y añadía: “El PP no tiene nada que temer de mí, pero yo he asumido mi cuota alícuota de responsabilidad, y las responsabilidades las tenemos que asumir todos”. Lo de le haré una oferta que no podrá rechazar parecía el summum de la zafiedad al lado de la sutileza de Bárcenas. Y aquí seguimos. Siguiente capítulo, declaración de Rajoy como testigo en el juicio del caso Gürtel.