El Komando Kolleja entra en acción. Nos reunimos en la estación de autobuses-autobus geltokia. Como aspiramos a obtener ayudas públicas, nuestras comunicaciones son en bilingüe. Él no estaba muy por la labor, pero le propusimos de alias Lorea y le gustó. Ella ahora es Mantangorri. Esto equilibra la presencia masculina y femenina, apuesta por la igualdad que suma para las subvenciones. No hemos entrenado, ya habrá una segunda accion-ekintza mejor preparada. No obstante, confiamos en nuestra capacidad de improvisación. Para despistar, vamos vestidos de calle-kalea. Nos colocamos en la mediana para peatones del bulevar de Euskal Herria-CAV en dirección a Honduras. Rafael apunta una duda semántica y política que nos abruma mucho, así que el bulevar sólo es bulevar. Rojo para peatones. Los coches invaden el paso de cebra, parados. Sólo queda un hueco para que pasemos. Una furgoneta lo ve y justo cuando va a ponerse verde para viandantes, intenta ocuparlo. Pero Lorea ya se ha tirado al suelo para cortarle el paso, marchitándose un poco por el golpe. El buen vitoriano al volante de la furgoneta sale hecho un energúmeno. Mantangorri lo pilla por la espalda y le da la colleja. Huimos hacia el punto de reunión-bilketa. Lorea llega un poco más tarde, la muy perra. Le gusta que le digan así.
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