Honestamente, esto de las redes sociales se nos fue de las manos hace tiempo. La última aventura, digna de los bizarros casos de Bizcochito en Ally McBeal, es el permiso que un juez de Nueva York ha dado a una mujer para enviar a su aún marido su demanda de divorcio vía Facebook. El juez ha admitido las explicaciones de la vecina de Brooklyn, que al parecer lleva ya varios años intentando entregar la famosa demanda y solo ha podido llegar a contactar vía telefónica con el escurridizo esposo, que afirma no tener dirección estable, ni trabajo y se niega a acceder a recibir en persona la documentación. Eso sí, la mujer ha conseguido verificar que el fugitivo tiene un perfil en Facebook. La cosa ya suena bastante extravagante, admitámoslo, pero cosas más raras hemos visto en las pelis de sobremesa los fines de semana. Según cuenta la CNN, el juez argumenta en su decisión -no sé si con cierta resignación- que el ascendiente de las redes sociales como Twitter o Facebook supone que sean “la nueva frontera” como foros a través de los cuales entregar este tipo de citaciones. Y me pregunto: ¿qué haces? ¿le cuelgas en el muro la demanda de divorcio? Porque después de remover Roma con Santiago no te vas a quedar en un mensaje privado... ¿Y qué hacen sus amigos? ¿Le dan al Me gusta?