HOY le ha tocado a la vieja URSS protagonizar la efeméride que ven ustedes a la izquierda de esta columna, más allá de Celedón, y él sí que es un protagonista. Tengo querencia por los viejos soviéticos, qué le voy a hacer. En la reciente Feria de las Naciones estuve a punto de comprarme un gorro de soldado, lo cual es un poco idiota si repaso mi historial antimilitarista e insumiso; de hecho, no lo pillé porque no me gustaba del todo, a lo que el vendedor respondió rápidamente ofreciéndome uno de general que sobrepasaba los 100 euros; y me fui, claro. El caso es que un día como hoy sucedieron un montón de cosas que recoge la agencia de la que nos servimos para llenar la efeméride, pero en ninguna línea leo que Vitoria está en fiestas, de las txosnas al rosario de la aurora. La relación abarca otro tipo de hechos, ninguno de ellos más importante que La Blanca: sepan ustedes que un 5 de agosto de 1824 se prohibieron en España las congregaciones de masones, comuneros y otras sociedades secretas, como con la Ley de Partidos; ese mismo 5 de agosto, pero de 1919, el general turco Mustafá Kemal Bajá se sublevó contra el Gobierno de Damad Ferid, y no sé si tuvo éxito, pero lo merecía con un nombre tan sonoro; también un 5 de agosto, pero de 1962, murió Marilyn Monroe, y nadie sabe todavía si fue un suicidio o alguien nos dejó sin ella... Ahora que lo pienso, interesante coincidencia: aquel 1962, mientras muchos vitorianos disfrutaban de su patrona, la de otros muchos fallecía en Hollywood. ¿Hay santa Marilyn, aunque no fuera virgen?