El 22 de mayo todos los ciudadanos y ciudadanas estamos llamados a participar en la denominada fiesta de la democracia, cuando se celebran elecciones municipales también en Gasteiz. La última vez que los y las gasteiztarras pudimos disfrutar de ese privilegio fue en 2007 y no se puede decir que no haya llovido desde entonces. A modo de símil, la fiesta de la democracia me retrotrae a celebraciones más antiguas y paganas como la fiesta de la primavera, donde se agradecía al todopoderoso la oportunidad de disfrutar de las cosechas, el buen tiempo y la luz.

Los ciudadanos de Vitoria-Gasteiz celebramos y agradecemos cada cuatro años la elección, pero en estos cuatro años se han confeccionado un sinfín de cambios y macroproyectos en Gasteiz sin que -¡oh, humilde pagano!- hayamos tenido oportunidad de poder opinar sobre ellos. Por ello, no creo que pueda considerarse una locura la petición de más participación ciudadana en la toma de decisión de los planes y proyectos que hipotecan y modelan nuestro futuro en común.

El 7 de mayo más de 30 colectivos de Vitoria-Gasteiz han llamado a manifestarse a favor de una fiesta de la democracia diaria y no cuatrienal. Han llamado a manifestarse en positivo, dejando claro quiénes son las personas que están posicionadas siempre en el no. Han llamado a manifestarse porque los proyectos estratégicos, los megaplanes y el propio concepto de ciudad sea elegido por y para los ciudadanos. Cualquier negación a la participación ciudadana deja claro cuáles son los verdaderos intereses de estos entes ajenos. Y desde luego, esos intereses no son los ciudadanos, ni las personas. Si realmente es para ti, ¿Por qué no te dejan participar? ¿A quién le interesa que no participes? ¿Por qué? ¿Qué esconde la falta de información?

Otro tipo de gestión existe y es posible. Exijamos la participación ciudadana en las tomas de decisión.