Sí, Julian Assange, fundador de Wikileaks, se entregó a la policía londinense, harto ya de ser perseguido por todas las policías del planeta como si de Bin Laden se tratase. Días después fue liberado, no sin dificultades y tras pagar una cuantiosa fianza. Para este genio de la informática deberían inventar un premio Nobel a la libertad de expresión. Además de crear software libre dañando la economía de las grandes y filantrópicas multinacionales del sector, este señor, a riesgo de acabar con sus huesos entre barrotes de por vida, ha puesto en conocimiento del mundo entero todos los trapicheos que se hacen desde el poder. Lamentablemente, no le va a salir gratis...