Dicen que "no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo". Pues bien, esta cita histórica la tendrían que hacer suya, y llevar a rajatabla, todas las organizaciones que se dedican a ayudar a los demás, nutriéndose económicamente de la buena voluntad de la gente, y que debido a las grandes desigualdades económicas y sociales que existen, son tan necesarias.

Ni qué decir tiene que también tendrían que aparentar honestidad, y no todo lo contrario, los políticos en el parlamento, los concejales de nuestros ayuntamientos, los representantes sindicales en las empresas?, para que sirvieran de estimulo su optimo comportamiento, y no todo lo contrario como cuando apreciamos que los más trepas, incompetentes y amorales ocupan puestos que nos representan.

No tendría que ser suficiente que con pagar una cuota se entrara a formar parte de un colectivo de los reseñados, sino que se les tendría que pedir un aval del resto de compañeros que acreditaran que son personas legales y de confianza, como me dicen que se hacía en los años de la dictadura, en el seno de todas las organizaciones de izquierda.