FRASE recurrente de cualquier vitoriano en primavera, verano otoño e invierno. No me digan que no. Cuando hace frío, que es muy a menudo, dirán y oirán a su alrededor comentarios del tipo: "Estamos en abril y sigo con el abrigo y los calcetines gordos. ¡Pero si hace cuatro días estábamos en camiseta! Esto no hay quien lo aguante" Y cuando hace calor, como ayer por ejemplo, tampoco estamos contentos: "Con esta chicharera se te quitan las ganas de trabajar y hasta de comer. Buff, esto no hay quien lo aguante". Ya ven, nunca estamos satisfechos con nuestro tiempo. ¿Será parte de nuestro carácter inconformista, será que no sabemos relacionarnos de otra manera, como en los ascensores? Por no hablar de los abuelos cebolleta -y no me refiero necesariamente a personas demasiado mayores- que a la mínima precipitación comienzan a recordar las diferentes nevadas, lluvias o heladas del siglo que cíclicamente castigan nuestra ciudad. "¿Nieve? Esto no es nada. Cuando yo era pequeño caía tanto que teníamos que salir de casa con pala. Antes sí que nevaba de verdad y no estas mariconadas". Esta misma frase la oí yo mientras me tomaba un caldo en un bar un par de días antes de las grandes nevadas que colapsaron Vitoria en enero, ¿se acuerdan? Pues nada, no se preocupen, que lo del cambio climático va en serio. En estas mismas páginas desvelamos que Vitoria corre el peligro de convertirse en una ciudad tropical a finales de siglo. Entonces, ya no hablaremos del tiempo. ¿O seguiremos igual?