¿CREE usted que la sociedad vasca necesita una Ley para la Igualdad de mujeres y hombres? Se celebra hoy, 18 de febrero, el quinto aniversario de la Ley 4/2005 para la igualdad de mujeres y hombres. Si después de cinco años todavía no nos extraña una pregunta como ésta es porque todavía no hemos conseguido socializar la necesidad y las bondades de la Ley. Mi regalo para la Ley es este modesto artículo que pretende ayudar a su mayor conocimiento, difusión y legitimación social.

Una de las claves del éxito de la Ley vasca para la igualdad de mujeres y hombres se sustenta en la capacidad del poder político de garantizar la introducción de la perspectiva de género (mainstreaming) en los diferentes niveles del poder político, social y económico, para lo cual es necesario contar con una amplia legitimidad, apoyo y suficiente entendimiento del porqué de una ley como la Ley para la Igualdad. Es decir, ¿entiende la ciudadanía como necesaria y útil la Ley para la Igualdad? Creo que el apoyo mayoritario que recibió en el Parlamento Vasco, si bien es garantía de evidente legitimidad política y social, no refleja, todavía, el sentir general y mayoritario de la ciudadanía ante la defensa institucional de la igualdad de género.

Creo que el "espejismo de la igualdad" es uno de los efectos negativos del desarrollo legislativo en pro de la igualdad entre mujeres y hombres. La percepción de la Ley para la igualdad como un fin en sí misma es un grave error y provoca la falsa creencia de que con la Ley se han resuelto los problemas. La Ley es el principio, es la garantía jurídica para poder seguir luchando por la igualdad real entre mujeres y hombres. No es un fin en sí mismo, es una ventana que se abre para poder seguir trabajando por la igualdad de oportunidades. Son muchos los datos que nos muestran con crudeza la desigualdad todavía real entres mujeres y hombres: la brecha salarial edificada sobre la estructural segregación educativa y profesional, las diferentes expectativas de comportamiento ante la maternidad y la paternidad, la diferente presencia de mujeres y hombres en los ámbitos de decisión y de poder, etc.

Las leyes de igualdad serán efectivas siempre y cuando cumplan tres criterios básicos: 1. Consigan la legitimidad efectiva de las sociedades donde deben aplicarse; 2. Se les dediquen los suficientes recursos económicos; 3. Consigan permear y crear una nueva conciencia social, una nueva mentalidad, en suma, nuevos constructos sociales y culturales de los roles sexuales. Asumo que no es esa la finalidad última de una Ley, pero en este caso, considero que la Ley, en algunos aspectos, se anticipa a la realidad social y, por ende, puede ser vía para promover el cambio.

La Ley establece un marco para alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, pero como toda norma, necesita desarrollo reglamentario. En los últimos cinco años, se han adoptado más de 50 medidas para su desarrollo. Gran parte del desarrollo reglamentario ha ido dirigido a crear las estructuras administrativas necesarias para poder implementar el mainstreaming, es decir, la introducción de la perspectiva de género en las políticas públicas.

Si nos centramos en algunos aspectos pendientes de la Ley, yo destacaría, por su importancia a la hora de promover la igualdad, los tres siguientes, que, como se verá, están en diferentes fases de desarrollo:

a) La promoción de la participación efectiva de las mujeres: La Ley contempla la creación de una entidad que ofrezca un cauce de libre adhesión para la participación efectiva de las mujeres y del movimiento asociativo en el desarrollo de las políticas sociales, económicas y culturales. En esta IX Legislatura, el Gobierno Vasco ha incluido la Ley del Consejo Vasco de las Mujeres para la Igualdad de mujeres y hombres en su Calendario Legislativo, en concreto, en el primer semestre de 2011. Creo que el compromiso que ha adquirido el Gobierno es muy positivo y redundará en un mayor empoderamiento social de las mujeres en el País Vasco.

b) La igualdad en las empresas: La Ley menciona la elaboración de planes o programas para la igualdad por parte de empresas que, con la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, que regula la obligatoriedad de la elaboración y aplicación de planes de igualdad en las empresas en el conjunto del Estado español, ha visto cómo se replanteaba la elaboración del reglamento de su desarrollo.

A pesar de que la Ley Orgánica establece la obligatoriedad de elaborar planes de igualdad en las empresas con más de 250 trabajadores/as, no todas las empresas de estas características están cumpliendo con la Ley. En mi opinión, para garantizar la igualdad en el ámbito empresarial no basta únicamente con el desarrollo reglamentario y normativo de las leyes, creo que es necesario promover un discurso que convenza no sólo de los argumentos de justicia social que supone la aplicación del principio de igualdad, sino también, dar a conocer que la aplicación de la igualdad en la empresa, si se hace bien -y hay ejemplos de ello-, trae mayores niveles de eficacia y eficiencia, mejores índices de productividad, mayores niveles de satisfacción y de retención del talento.

No sólo debemos pensar en las grandes empresas, debemos realizar un esfuerzo para facilitar la adopción de medidas igualitarias a las pequeñas y medianas empresas (incluso las "micro-empresas") que conforman la mayor parte del tejido empresarial vasco.

c) Discriminación múltiple y prostitución: Esta es una cuestión pendiente que requiere de una reflexión profunda sobre cómo abordar la diversidad desde las políticas públicas. En este punto, yo abogo por una verdadera transversalidad en el diseño y aplicación de las políticas públicas. De la misma manera que cuando trabajamos en el diseño de las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres se intenta no obviar el principio de la diversidad (reconociendo la problemática específica de las mujeres con diversidad funcional, de las mujeres inmigrantes, de las mujeres dependientes, de las mujeres con diferentes orientaciones sexuales, etc.), de esa misma manera, debemos abordar el resto de las políticas públicas; la política económica, la educativa, la cultural o la de servicios sociales, conscientes de la diversidad social.

Otra cuestión pendiente es, sin duda, el debate sobre la prostitución, necesitamos un debate abierto y sincero que la saque del limbo jurídico en la que se halla y que trate de alcanzar el mayor consenso posible en torno a la forma de regularla.

Nuestra Ley es un claro referente tanto a nivel estatal como europeo, debemos, por tanto, congratularnos y tratar de desarrollarla plenamente para garantizar toda su potencialidad. No olvidemos que la consecución de una igualdad real entre mujeres y hombres es un beneficio para el conjunto de la sociedad. La desigualdad no se contrapone a la diferencia, sino a la igualdad y lo que reclama y protege nuestra Ley es la garantía de la igualdad de oportunidades para todas y todos, mujeres y hombres, evitando que las diferencias legitimen desigualdades y situaciones de discriminación.

Querida Ley: Zorionak! ¡Feliz Aniversario! Y, sobre todo: ¡que cumplas muchos más!