Tatxers: “Nos han llamado poperos como si fuera un insulto”Guillermo Urquijo
Gracias a bandas como Tatxers, poco a poco la música de guitarras ha vuelto a ponerse de moda entre una parte de la juventud vasca. Comparados continuamente con Itoiz, Zarama o Hertzainak, la irrupción del trío de Pamplona ha sido un factor decisivo para que el pop con actitud punk se convierta en la banda sonora actual en gaztetxes y escenarios de Euskal Herria. Si se tuviera que tomar un punto de partida de esta pequeña revolución subterránea, ese sería el EP Hiruzpalau amets larri, de 2021, de donde salieron himnos de puño en alto como Goizean oskorri. Sin embargo, la presencia mediática de Tatxers, Borla, Ezezez o Sal del Coche, por citar algunos grupos, es bastante menor del que su propuesta musical merece. El trío navarro compuesto por Jon Salinas (bajo, voz), Martin Ziriza (guitarra) y Sergio Devesa (batería), que se incorporó el año pasado antes de la grabación del último álbum de la banda, Ezpatei disdira!, fichó en 2024 por la discográfica asturiana especializada en música independiente Humo Internacional. La cotización de Tatxers sigue al alza. Y no paran de producir brillantes temas pop. Recientemente, han publicado un single titulado Aroztegia, junto a Olaia Inziarte, en solidaridad con los siete miembros del colectivo Aroztak que han sido imputados por participar en las acampadas de resistencia en Lekaroz. El grupo, que mantiene viva la llama de las guitarras underground en Euskal Herria, actúa este viernes 4 de abril en casa, en la sala Totem de Villaba-Atarrabia, junto al cuarteto de Bizkaia TOC. Jon Salinas (Pamplona, 1999) responde a las preguntas.
“Ez zaituztegu nahi hemen! / Ez hemen eta inon ez!”. ¿Aroztegia es la canción más política de Tatxers hasta la fecha?
-Probablemente. Nos ha hecho ilusión participar en algo así, aunque nos costó bastante hacer la letra y le estuvimos dando muchas vueltas al contenido. Las pasamos un poco canutas porque normalmente hablamos un poco de todo en nuestras canciones y la parte política suele ser más orgánica, pasa un poco de refilón. Además, no somos especialmente buenos letragiles, aunque a Martin se le da mejor que a mí.
¿Tatxers sigue siendo una banda demasiado pop para los punks y demasiado punk para los poperos?
-Creo que sí. Es verdad que nuestros orígenes están relacionados con una filosofía punk y do it yourself, pero conforme ha ido pasando el tiempo nos hemos dado cuenta de que básicamente hacemos música pop. Es lo que más escuchamos. Al principio, venían bastantes skinetos a nuestros bolos y nos decían, a modo de insulto, que éramos unos poperos. Sigue siendo un poco así, estamos entre el punk y el pop.
¿Ezpatei disdira! (2024, Humo internacional) es un disco más luminoso y limpio si cabe que otros lanzamientos previos?
-El anterior, Tatxers (2023), ya tenía un sonido limpio si lo comparas con las primeras canciones que grabamos, en las que metíamos bastante distorsión. Diría que a nivel sonoro, el disco con el que más a gusto nos hemos quedado es este último; hemos encontrado esa limpieza que andábamos buscando, y además coincide con que Martin hace cada vez más arpegios con la guitarra.
¿La fama del grupo empezó a subir como la espuma con la publicación del EP Hiruzpalau amets larri?
-Sin duda. Antes de que saliese ese disco habíamos dado solo tres o cuatro conciertos y luego ya coincidió que llegó la cuarentena por el covid-19. Cuando lo sacamos fue como, buah, un subidón. Una pasada. Empezó a llegar nuestra música a todos los lados y diría que a partir entonces nos hemos mantenido más o menos en el mismo nivel de popularidad.
Tatxers party
Aunque sea de una forma paulatina, la música de Tatxers traspasa fronteras y empieza a llamar la atención en toda la península. El trío de Pamplona está ahora convenientemente escoltado por la disquera Humo Internacional, casa de acogida de propuestas rompedoras e interesantes del panorama estatal. En noviembre del año pasado, por ejemplo, tocaron en el gaztetxe de Zarautz con el grupo de post-punk valenciano La Culpa. En verano de 2023, telonearon al grupo de Madrid Amigas Íntimas en la extinta sala Trash Can del barrio madrileño de Chamberí en un evento organizado por el colectivo Punk Not Borders de la capital española.
Otros referentes de la filosofía DIY, Andalucía Uber Alles, han contado con Tatxers, además de sus paisanos Borla y el grupo de Mungia Lukiek, entre otros, para el festival de primavera que se celebró ayer sábado en Sevilla. Durante la minigira andaluza, el trío pop también hizo una parada en la sala Víbora de Granada. Como es habitual para los grupos pequeños y medianos, la actividad musical se multiplica con el aluvión de festivales de verano repartidos por la península.
El festival Canela Party de Fuengirola (Málaga), una cita que reúne a algunos de los nombres emergentes más interesantes del momento, está subrayado en el calendario de Tatxers. En la edición del año pasado, los miembros del grupo estuvieron allí como fans absolutos disfrutando de los conciertos de Crack Cloud o Sheer Mag. En la próxima cita del Canela, que tendrá lugar del 20 al 23 de agosto, les tocará a ellos subirse a uno de los dos escenarios del certamen.
¿De dónde sale el riff de guitarra de la intro de Goizean Oskorri? Es superchulo.
-No tengo ni idea. Supongo que saldría de Martin probando cosas, pero ahí me pillas. Nosotros somos muy de coger ideas de los temas que nos gustan y a veces hasta los fusilamos directamente.
¿Por ejemplo?
-Nik nahi dudana bat, del disco Tatxers, viene de una canción de los Wipers, Take it too Long, y para Nik nahi dudana bi nos basamos en la intro de la serie de dibujos animados de los Rugrats.
¿El formato trío de bajo, batería y guitarra no puede llegar a limitar la creatividad musical? Paul Weller disolvió The Jam y fundó Style Council para poder experimentar con otros sonidos.
-Es una muy buena pregunta. Siempre he pensado que no, pero últimamente creo que sí. Hace poco vi el documental Itoiz udako sesioak en el que Juan Carlos Pérez (cantante y guitarrista del grupo de Mutriku) dice algo así como que el harrijasotzaile que ya no está levantando una piedra la está sosteniendo cuando llega a un punto de confort. Es un poco como la reflexión de las esculturas de Oteiza y de que no le interesa el objeto final sino el proceso. Nosotros aún no hemos llegado a nuestro límite creativo, pero cada vez que estamos grabando un tema pensamos en incorporar un teclado o una guitarra más… Nunca nos hemos lanzado, pero igual algún día lo hacemos.
¿La continua comparación con Itoiz les halaga o ya les aburre?
-Más que con Itoiz nos comparan con Zarama o Hertzainak. No me importa que nos digan que nos parecemos a ellos, porque somos superfans de todos esos grupos. Lo que pasa es que, llegado un punto, sí que puede llegar a aburrir o cansar un poco que te digan siempre lo mismo.
¿Qué tal se ha amoldado el batería a la dinámica del grupo?
"El batería de Tatxers es el bueno de la banda”
-A Sergio lo conocíamos de antes, es colega nuestro. Empezamos a ensayar juntos hace poco más de un año y, aunque él el viene de tocar hardcore y sonidos más cañeros, nos dijo que le molaba la música que hacíamos. Se incorporó antes de la grabación del último disco y estamos muy contentos con él. Todo ha ido superbién. El batería de Tatxers siempre es el bueno del grupo.
¿Tatxers no estaría donde está de no ser por la tupida red de gaztetxes de Euskal Herria?
-Sin duda. Cuando empezamos a trabajar con Pablo y Sara de Humo Internacional nos preguntaron si teníamos alguna fecha cerrada para la gira del disco y les pasamos como 20 conciertos solo en Euskal Herria. Fliparon. Muchos de los sitios en los que solemos tocar son gaztetxes.
Hizo el grado en Arte en Leioa. ¿Bizkaia también le abrió las puertas a conocer nueva música?
-Sí. Descubrí a grupos que cantaban en euskera y que no venían solo del rollo más punk o macarra, sino que tenían otras sonoridades. Vulk, por ejemplo, me influyeron bastante y con ellos hice clic. Antes de Tatxers estaban Vulk.