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Goyo JiménezHumorista, actor y presentador

“Convertirme en actor fue una gran aventura”

Estudió derecho pero nunca ha ejercido la abogacía y desde una edad muy temprana tuvo claro que lo suyo tenía más que ver con los escenarios y las cámaras que con los tribunales y los despachos de abogados.

“Convertirme en actor fue una gran aventura”

El jueves llegó al teatro Campos de Bilbao, previo paso por Donostia, y va a representar Aiguantulivinamérica en sus tres versiones. Le gusta narrar la vida con humor y ver a través de la risa y la sonrisa la realidad que se vive hoy en día. Le da a todos los palos que puede y cuando no tiene un programa de televisión entre manos, se vuelca en el teatro.

PERSONAL

Edad: 52 años.

Lugar de nacimiento: Melilla.

Trayectoria: En televisión también tiene una amplia experiencia con su participación en distintos espacios: El club de la comedia, La hora Chanante, Esto no es serio, UHF, Splunge, La hora de José Mota, Pánico en plató, No le digas a mamá que trabajo en la tele, Zapeando y Orbita laika, entre otros. En los últimos años ha trabajado en su montaje Aiguantulivinamérica. Va por la tercera versión y es un habitual de las Aste Nagusia de Donostia y Bilbao. Nunca pasa de las fiestas.

¿Cómo va a ser su espectáculo este año?

Con la pandemia, hemos llevado la trilogía americana, Aiguantulivinamérica, por independiente. Mucha gente nos decía que no había visto la uno, la dos o la tres. Así que hemos decidido hacer los tres espectáculos en días continuados. Es una fórmula que hemos probado en Madrid y recientemente en Donostia y que ha gustado mucho como idea. La diferencia está en que hacemos tres espectáculos.

¿Ha influido mucho la pandemia en su vida laboral?

La verdad es que no he parado. La suerte que tenemos los que trabajamos con fórmulas unipersonales es que hemos podido aguantar el tirón. Yo no quería cerrar y que mi empresa se fuera al traste. Tengo muchos trabajadores y no queríamos dejar de actuar. Siempre hemos encontrado la fórmula, incluso haciendo las cosas desde casa. Hemos trabajado on line, hemos trabajado mucho y hemos estado un poco más atrapados por el tiempo. Es una putada y muy triste no poder trabajar.

No para: radio, televisión y teatro.

Es verdad. Estoy en Onda Cero con Alsina y en televisión he estado en Movistar+, en El hormiguero, en Un país para reírlo... Y sigo en teatro. Es el lugar en el que empecé y no tengo ninguna intención de dejar los escenarios. Tengo la suerte de poder decir que sí a todo lo que me ofrecen y me gusta.

¿Y suele decir que no?

Me ofrecen cosas realmente agradables. Pero si algo no me gusta o veo que no va con mi estilo, digo que no. Es bueno saber negarte, aunque también es cierto que todo va a depender de las circunstancias en las que te encuentres. Digo que no a lo que no me gusta, independientemente del canal que me lo ofrezca: prensa, radio, teatro o televisión.

Así que no ha tenido que hacer uso de su título de Derecho para sobrevivir.

Para nada. No era mi intención hacerlo cuando hice la carrera. Tenía bien claro cuáles eran mis preferencias.

Es su propio jefe y se siente feliz al aceptar solo los proyectos que le convencen.

¿Le ha servido para algo este título?

Sí, para comprobar si me engañaban en los contratos y para que mis padres estuvieran contentos. El Derecho sirve para interpretar los códigos de los decretos, de las leyes, de la política... Ahora que todo el mundo opina sobre todo en cuestiones de legislación y de justicia, pienso que tendríamos que tener unos conocimientos básicos. Es como en los coches, hablamos de mecánica sin tener ni idea.

¿Nunca se ha arrepentido de ser humorista y actor? Es una actividad llena de incertidumbres e inseguridades.

Jamás. Es más, a mí las incertidumbres e inseguridades me ponen. Me gusta plantearme cada día como un nuevo desafío. Me gusta emprender caminos con las mínimas huellas posibles. Entiendo que haya espíritus que busquen el sosiego y la tranquilidad, pero no es mi caso. Me aburro con una facilidad pasmosa. De hecho, ninguna función es igual a otra. Conmigo va la mutación.

¿Lleva bien los parones?

Vienen bien para afrontar otras cosas de la profesión, la creatividad o la escritura. Para mantenerte en la pomada tienes que estar muy atento a todo lo que se está haciendo en teatro, cine y televisión. Tienes que ver series, películas, leer libros y ver otras obras de teatro. Es cuando un parón te puede venir muy bien. También pinto, soy ilustrador y me gusta mucho dibujar. Parado no puedo estar, esa es la verdad.

Desde que usted empezó a ser actor ha cambiado mucho la televisión, bastante más que otros medios.

Para bien y para mal. Antes había código deontológico para según qué cosas pero se ha pasado por el forro de los cataplines. Vivimos tiempos complicados para la televisión. La televisión generalista está en conflicto, aunque parece que no acaba de perder la pelea con las plataformas y con internet. Es cierto que los contenidos han cambiado mucho. 

¿Será permanente este cambio?

Vivimos en una situación indefinida. Yo he tenido mucha suerte y he podido hacer proyectos con cierto nivel de criterio. No me gusta hacer por hacer, me gusta que se cuide todo. De momento, estoy muy contento con lo que estoy haciendo dada la situación.

¿Se vive bien siendo su propio jefe?

Por supuesto. Para empezar decido lo que quiero hacer y me puedo decir a mí mismo que no. Eso es una ventaja. Tengo una empresa de espectáculos, produzco los míos y los de otras personas. Facturo de sobra para poder vivir bien y dar trabajo a mi gente.

La televisión y la radio también ayudarán, supongo. 

Podría vivir sin la radio y la televisión, la empresa de espectáculo, ya te lo he comentado, da de sobra. Si hago estos medios es porque me apetece, pero no los necesito especialmente. No estoy en ninguna esclavitud laboral, soy muy afortunado.

¿Tiene algún proyecto nuevo de televisión?

Estoy con un proyecto que está en fase de gestión. Estoy con un par de series también. Tenemos muchos proyectos de cara al futuro. Veremos qué pasa con Un país para reírlo. No sabemos si renovaremos. Tiene que haber calidad suficiente para hacerlo. 

¿Por qué esas dudas?

En estos tiempos las condiciones son complejas. Están las premuras y todas esas cosas, primero por mi agenda y después por las exigencias de la cadena. Lo que tenemos en marcha ahí seguirá y el resto se irá proyectando sin ansiedad y sin angustias. Si no salen ahora, saldrán más adelante...

"Tengo la suerte de decir sí a cosas que me gustan”

¿Y si no salen nunca?

Pues tampoco pasa nada. Creo que lo peor es angustiarse. Si un proyecto se queda en el aire pensamos en otros y ya veremos. La gente no los va a echar de menos porque tiene tele de sobra.

Aunque nació en Melilla se crió en Albacete. ¿Por que hay tanto humorista en ese territorio?

Los más conocidos surgimos de un mismo núcleo. Albacete es un sitio grande y pequeño...

Eso es una paradoja.

Exacto. Es lo suficientemente grande para que haya mucha creatividad, y es pequeño en el sentido de que todos nos conocemos y hemos podido trabajar juntos. Fue un germen del que han nacido generaciones posteriores. Pero el caso de Albacete no es único, también ha pasado en Valladolid. En Albacete empezamos a hablar de lo global desde lo nuestro y parece que gustó. Quizá ahí estuvo la fórmula. He estado en Nueva York, he visitado muchas salas y no hay nada que envidiarles desde nuestro punto de vista. Hay muchos comediantes españoles y muy buenos. Nos podemos felicitar, hay un nivel muy alto en nuestra comedia. Cuando sales fuera y comparas, uf, se te quitan todos los complejos que tenemos.

Vivimos una época un tanto convulsa en cuanto a los límites. ¿Debemos ser políticamente correctos también en el humor?

Yo creo que todo está en entredicho. Es una época de crisis en todos los aspectos: económica, climática, de valores, espiritual... Ahora mismo no hay nada firme a lo que agarrarse y todo se pone en solfa. El humor, que es una herramienta que tiende a destruir, tiende a desmontar lo establecido, se pone en duda porque hay muy poco establecido. Hay muchos que opinan que lo que menos necesitamos ahora son bromas sobre lo poco estable que nos queda.

¿Está de acuerdo con ello?

No. Para nada. ¿Límites? No lo sé. Creo que la naturaleza encuentra sus propios límites. Vendrá el equilibrio.