Llegó a la interpretación porque siempre, desde que era niño, fue un yonqui del mundo audiovisual. El cine fue la inspiración que determinó que en su vida quería dirigir, guionizar e interpretar. Pronto destacó como actor y sin apenas experiencia resultó elegido para protagonizar Ángel o demonio. Poco a poco se fue abriendo camino en los elencos de series muy conocidas, pero dentro de él bullía una pasión, la de crear y dirigir, así que se puso al frente de tres cortos y por fin ha visto la luz una ficción firmada por él en HBO. Y el título, Cómo mandarlo todo a la mierda, ya da idea de que está pensada en clave de comedia.

PERSONAL

Edad: 32 años (22 de diciembre de 1989).

Lugar de nacimiento: Torrelodones (Madrid).

Formación: Estudió Comunicación Audiovisual y también hizo cursos de Interpretación. 

Trayectoria: A la televisión llegó como protagonista de Ángel o demonio. Le siguió Toledo, cruce de caminos. En 2016 se incorporó al elenco de Acacias 38 en TVE. Su recorrido discurre por otras historias muy conocidas en los últimos años: Servir y proteger, El continental o El Cid. Ha rodado varios cortos y ha dirigido para HBO la serie Cómo mandarlo todo a la mierda

¿Cómo es que le da por mandarlo todo a la mierda?

Ja, ja, ja... Mandarlo todo a la mierda es siempre una tentación. En serio. Además de ser actor desde muy pequeño, quería ser creador de series, quería hacer películas, quería crear contenidos que pudieran atraer e interesar a los espectadores. También es cierto que mi carrera como actor despegó rápido.

Y aparcó sus otros deseos, ¿no?

A los 18 años estaba formándome como actor y terminé la carrera de Comunicación Audiovisual. Hice un master y al final se fueron juntando las circunstancias y pude hacer esta serie y mandar otras cosas a la mierda. De verdad que estoy encantado y sigo pensando en proyectos como actor, pero sin renunciar a ser creador o director.

¿Es una historia de jóvenes para jóvenes?

Pienso que es para todo tipo de públicos. Yo mismo me veo todas las series juveniles, aunque es cierto que me pillan un poco más mayor y a los 32 años ya no me siento tan identificado con algunos personajes. También veo otras de generaciones anteriores; no pertenezco a ellas, pero me gusta verlas. De todas se aprende. Además, todos hemos pasado por la etapa más juvenil y nos sentimos identificados en ciertos aspectos. 

Una etapa muy vulnerable.

Y que está sujeta a todo tipo de cambios. Es una etapa muy volátil, en la que hay muchos giros y que resulta muy divertida para contar historias y lanzarte a la ficción. Yo me lo he pasado muy bien, tanto en el proceso de creación como en la dirección.

¿Hay algún personaje que tenga puntos en común con el adolescente que fue usted?

Todos. Cuando escribo una historia intento que sea bastante personal. Dejo algo de mí en todos los personajes, aunque sea de manera oculta, aunque me siento más identificado con la protagonista, con Alba. Soy una persona más racional que emocional, voy más con la cabeza que con el corazón. Soy bastante analítico y pienso mucho las cosas antes de decirlas, no hablo sin racionalizar.

"Cuando escribo una historia procuro que sea personal”

Actor, creador, director... ¿Dónde se siente más cómodo?

Es como si me dijeras qué prefiero, comer o beber, cuando ambas cosas son necesarias. A mí me pasa un poco esto, que necesito todas las facetas de esta profesión para sentirme completo. Me gusta todo y ojalá me sigan dando oportunidades. Cuando actúas las escenas te acompañan durante un tiempo, pero luego se van y puede que te olvides de ellas en dos días. Sin embargo, como director la historia la llevas dentro más tiempo.

¿Una labor más ardua?

Sí, claro. Primero tienes la historia en papel, luego la tienes cuando vas a hacer localizaciones, cuando tienes que formar un elenco, cuando la ruedas, cuando la montas, y la tienes más presente durante más tiempo. Yo suelo decir que como actor no me acerco al catering de desayuno o de merienda porque enseguida cojo peso.

Y como director y creador se puede permitir el lujo de comer sin engordar, ¿no?

Ja, ja, ja... Es verdad. Puedo comer todo lo que quiera en los rodajes y adelgazo. Son dos cosas muy distintas, pero muy divertidas las dos.

¿Por qué le interesó la interpretación?

Era algo que ya hacía de pequeño. A mí me gustaba mucho el cine, mi vocación no iba por lo teatral, que también me interesa, sino por las películas. Hubo gente a mi alrededor que me dijo que se me iba a dar bien y que me formara en Interpretación. Me metí en una escuela, empezaron a salir pruebas y al poco tiempo estaba ya trabajando y aprendiendo el oficio en todos los sentidos.

Pero la dirección llegó bastantes años después.

Cuando digo que estaba aprendiendo el oficio es porque era el actor más pesado que un equipo de rodaje se puede encontrar. Yo les decía a los directores de fotografía, a los realizadores de escena, que me gustaba mucho el oficio y que quería dirigir en el futuro. Siempre me dejaron sentarme en el combo para ver cómo iba el rodaje, para contemplar la secuencias con ellos. Han respondido a todas las preguntas que les he podido hacer. He sido un poco pesado, pero bien, todo ha salido estupendamente. Estoy muy satisfecho y esta serie significa mucho para mí. Es un camino por el que me gustaría seguir avanzando.

¿Qué es usted, más ángel o más demonio?

No sabría decirlo, depende del día, según cómo me despierte o de cómo me meta a la cama.

¿Hay posibilidades de segunda temporada de Cómo mandarlo todo a la mierda?

Por mí y por todo el equipo de Boomerang estaríamos encantados. Cuando concebimos una historia lo hacemos con la intención de que dure más de una temporada. Nosotros ya tenemos en nuestras cabezas bocetos de cómo serían las siguientes temporadas. Lo tenemos in mente desde el mismo origen de la idea.

Las plataformas han hecho que las series sean temáticas y no entran en historias de carácter generalista. ¿Es más satisfactorio para los creadores?

No lo sé, pero yo soy un gran fan del género. En España, hasta hace poco las series eran muy generalistas, parecía todas cortadas por el mismo patrón, eran muy medidas, hechas para todos los públicos. Cuando me hice un poco mayor empecé a enamorarme de las historias de género, y sí, es cierto que las plataformas te facilitan el poder encontrar lo que estás buscando.

Parece que han llegado para quedarse y está habiendo una superproducción de ficciones. ¿Ve posible que se genere una burbuja?

No soy un analítico del sector y lo que puedo hacer es dar una opinión muy particular, un poco de barra de bar. Se están haciendo muchas series, eso es verdad, pero espero que no haya una burbuja. Espero que la ficción siga en la misma sintonía que ahora está, que siga creciendo. Lo que deseo es que sigáis consumiendo historias y que os sigan entreteniendo. Mi deseo es que tengamos ficción para rato.

"Me gustaría combinar la creación con mi carrera como actor”

¿Tiene algún proyecto más a la vista?

Tengo la esperanza de que salga alguno, sobre todo después de cómo he vivido el desarrollo de Cómo mandarlo todo a la mierda. He estado presente en todo el proceso y me ha parecido apasionante. Ha sido necesaria esa implicación para que al final el producto tuviera la mirada que yo le quería dar desde el principio.

¿Su carrera de director puede paralizar la de actor?

No voy a engañar a nadie, pero es una cosa que me da cierto miedo. No voy a decir que estoy hasta arriba de proyectos como actor, aunque tengo cosas, siempre hay algo. Llevo trece años en esta aventura, no me ha ido mal y me siguen saliendo personajes, pero también es verdad que lo de mi faceta de creador o la de dirigir se ha clavado dentro y es como un gusanillo. Pero no, voy a intentar que una cosa no eclipse a la otra.

¿Cree que son fáciles de combinar?

Fácil no hay nada, pero sí que espero poder combinar las dos actividades. Me gustaría poder organizarme de tal forma que no tuviera que dejar una cosa por otra. Estoy en un momento muy dulce, me estoy dejando llevar y busco qué es lo que más me apetece. Ahora me apetece estar muy centrado en esta serie que acabamos de estrenar. 

Empezó en televisión por la puerta grande: le dieron un papel protagonista, algo que no resulta habitual.

Por eso digo que he tenido mucha suerte. Soy un afortunado y no sé por qué. Puede que sea un cóctel en el que se mezclan el esfuerzo, el talento y la suerte, pero también puede ser que solo tengas una cosa de estas que te nombro. Nunca sabes por qué estás tú en ese lugar y otros no. Es difícil. No sé por qué me dieron a mí el papel protagonista en la serie Ángel o demonio y no a otros candidatos. Lo que sí digo es que estuve encantado en ser el elegido.