Fernando Lindez es uno de los modelos más solicitados a nivel internacional. Y por si fuera poco, también se lo rifan como actor. Comenzó en el mundo de la moda por casualidad. Fue un cazatalentos quien lo descubrió a través de una fotografía que un amigo de Lindez subió a una red social. A partir de ahí llegaron los desfiles en pasarelas de Nueva York, Londres o París con los mejores diseñadores del momento y, también, las campañas de publicidad para grandes marcas de moda y perfumería. En 2020, se hizo con el premio del público de la página web Models.com, la gran referencia en el sector. Este madrileño de 22 años, participó en Skam (Movistar+) dando vida al personaje de Alejandro. El año que viene será uno de los nuevos protagonistas de la séptima temporada de Élite (Netflix). En la actualidad, interpreta a Hugo en Escándalo: relato de una obsesión (Telecinco). 

Cuénteme cómo comenzó su carrera como modelo.

Pues estaba en un internado en Algeciras, en Cádiz, y un amigo mío subió a Instagram una foto en la que estábamos los dos. Un agente de Uno Models, que estaba por allí, la vio y se fijó en mí. Se puso en contacto con mi amigo, mi amigo me lo comentó y lo llamé. Así es como comenzó mi carrera de modelo.

Con tan solo 22 años ha desfilado para las marcas más importantes del mundo, ¿no le da tiene un poco de vértigo?

Sí, al principio tuve un poco de vértigo. Empezar a desfilar con las marcas más importantes del mundo es difícil de llevar para un chaval de diecisiete años, que es la edad que tenía cuando comencé. Fue una época de locura, pero ya pasó. Hoy en día, tengo la cabeza más amueblada. Voy al psicólogo y lo llevo mucho mejor. 

¿Qué consejos le dan sus padres?

Pues tengo la suerte de que me llevo muy bien con ellos. Me apoyan en todos los aspectos profesionales y siempre me aconsejan de la mejor manera. Desde siempre, me han inculcado que sea humilde, honesto y que respete a todo el mundo, sobre todo a mí mismo. Y eso es lo que hago.  

En sus comienzos dijo ser una persona tímida, ¿lo ha superado? 

Antes sí que era mucho más tímido, sobre todo de pequeño, pero en cuanto me adentré en este mundo se me fue yendo poco a poco.

¿Qué sensación tuvo cuando vio su cara en los grandes carteles y en las marquesinas de todo el mundo anunciando una fragancia de una marca muy conocida?

Se me hizo súper raro verme en un cartel gigante en la zona de Nuevos Ministerios. Creo que era el más grande de todo Madrid. Fue surrealista. Parecía que estaba en una película. 

¿Alguna anécdota que le haya pasado con algún gran diseñador?

En 2019, Versace me convocó para un desfile a nivel internacional. El primer día que llegué para hacer los looks me metieron en una sala. Me probé unos cuantos. Tras esto, me dijeron que tenía que pasar a otra sala para caminar delante de una persona que me daría el visto bueno. Cuando entré me encontré, nada más y nada menos, que a Donatella Versace en persona sentada en una silla, tan tranquila. Me puse a temblar. Pero nada, todo súper bien. Me saludó y me dio el visto bueno. Ese desfile, por cierto, lo abrí yo.

¿Con qué diseñador se identifica más?

Hay muchos, la verdad, pero si tuviera que elegir a uno este sería Jacquemus. Es un tío que tiene una creatividad ilimitada. Me parece un artista top. Los desfiles que hace son únicos. Siempre que hago un desfile con él es una experiencia inolvidable.

Sé que tiene algunos tatuajes, ¿no son perjudiciales para su profesión?

A la hora de hacer editoriales a muchos fotógrafos les gustan. Son muy minimalistas. Sin embargo, como actor sí que me han causado más problemas. En la serie Escándalo: relato de una obsesión, por ejemplo, sí que me los tenían que maquillar. 

¿Cuántos tatuajes tiene y qué representan?

Tengo cuatro. En el costado tengo tatuada una flecha que significa “no es la flecha es el indio”. Es una frase que se me quedó grabada en la memoria cuando era pequeño. En aquella época, cuando hacía surf, estaba todo el rato quejándome de mi tabla hasta que se me acercó un surfista y me dijo: “Chaval, no te preocupes, no es la flecha es el indio”. Me quedé muy rayado, pero al final lo entendí. El problema no era la tabla sino yo. Hoy en día, esta máxima la intento trasladar a mi día a día, buscando mejorar. Los otros tatuajes son el ojo de Horus, dios de la mitología egipcia, el símbolo budista, Om, y un corazón partido que me lo hice con dieciséis años por una mala racha que pasé.

¿Cómo definiría su estilo vistiendo?

Depende de cómo me despierte, de mi estado emocional o de cómo esté el día. Hay días que me gusta ir más elegante y otros con ropa más holgada, rollo skater. Eso sí, siempre con ropa con la que esté a gusto.

¿Qué hace para mantener ese cuerpo tan perfecto?

Mucho gimnasio y comer bien. Me gusta mucho practicar calistenia y hacer flexiones. La calistenia me ayuda a definir y a ganar músculo. Suelo hacer deporte cuatro o cinco veces por semana, una hora y media o así. Con respecto a la alimentación ahora mismo estoy en una época en la que puedo permitirme comer de todo, que no me afecta, pero intento cuidarme. Con respecto a las cremas, pues lo típico, jabón de cara, crema hidratante y, de vez en cuando, limpiezas de cara.

¿Qué opinión tiene de Jon Kortajarena, nuestro modelo más internacional? 

Para mí es un referente desde que empecé en esta profesión. Ojalá llegue a donde ha llegado él. Bueno, creo que no va mal la cosa (risas). 

Su primera aparición ante las cámaras fue interpretando el personaje de Alejandro en la serie Skam (Movistar+), ¿cómo le ficharon?

Cuando empecé como modelo contactaron con mi agencia para ofrecerme este trabajo. No tenía ninguna experiencia como actor. La serie me ayudó mucho a introducirme en este mundo, sobre todo a encontrar esta pasión, la de actuar.

Participó en el videoclip Nada sale mal de la cantante Aitana, ¿cómo fue la experiencia?

A Aitana la conocí porque hizo un cameo en la serie Skam. Un día me escribió para decirme que iba a grabar el videoclip de una nueva canción y que le gustaría que apareciera en el. Fue una experiencia súper guay. Nunca había hecho nada parecido. Me lo pasé genial. Aitana es muy buena persona. 

He oído por ahí que también canta…

No, no, nada eso. Cuando tenía dieciséis o diecisiete años estaba todo el día rapeando con mis colegas, incluso hoy en día lo hago, pero nunca a nivel profesional. Es más bien un pasatiempo. 

Interpreta el personaje de Hugo en Escándalo: retrato de una obsesión (Telecinco). Esta serie va a significar un paso muy importante en su incipiente carrera como actor, ¿tiene pensado estudiar interpretación?

Bueno, he realizado cursos de interpretación en dos escuelas de teatro de Madrid, en Primera Toma y en Laboratorio de teatro Willian Layton. Ahora, llevo dos años estudiando con Antonio Raposo, que es un magnífico coach de actores y actrices. También, me ayuda con todos mis proyectos. 

Comparte protagonismo con la actriz, Alexandra Jiménez, ¿qué tal ha sido trabajar con ella?

Ha sido maravilloso. Ya la conocía antes como actriz. La admiraba muchísimo, pero ahora la admiro mucho más como persona. De ella me gusta, sobre todo, lo normal que es, la serenidad que tiene, lo bien que se concentra y cómo entra en escena. Es una máquina de la interpretación.

Hay varias escenas de sexo, ¿cómo las afrontaron?

Es algo que todo el mundo temía. Estaban todos súper nerviosos, pero el primer día que llegamos a ensayar rompimos el hielo de una manera que no te imaginas. De todas formas, también tuvimos la ayuda de Laura Toledo, una magnifica coach que nos ayudó muchísimo. El tema del sexo nunca fue un problema, ni para Alexandra ni para mí.

La serie se enmarca en una ola que está viviendo la ficción en los últimos años, en la que hay cada vez más espacio para las historias de mujeres, ¿cree que ya iba siendo hora?

Por supuesto. Creo que es un tema, el de la mujer, al que hay que dar mucha visibilidad hoy en día. Bajo mi punto de vista habría que darle más importancia a la mujer, tanto delante como detrás de las cámaras. Por mi experiencia, y por lo que yo he vivido, creo que tienen mejor tacto y una mayor sensibilidad a la hora de tratar ciertas cosas.

¿Qué disfruta más, la moda o la interpretación?

Ambos, pero ahora mismo estoy disfrutando más la interpretación porque es lo que más me apasiona. La moda me gusta mucho, pero no es mi pasión. 

¿Es partidario de la cirugía estética?

Sí, por supuesto. Que cada uno haga lo que quiera. Es tu cuerpo y es tu decisión, así que adelante.

Tiene más de 360 mil seguidores en una conocida red social, ¿suele interactuar con ellos?

No mucho, la verdad (risas). No soy muy instagramer. Y mira que en mi agencia me animan a que interactúe con ellos. La verdad es que no quiero sumergirme en este mundo. Me parece un poco oscuro. No quiero que consuma lo que es mi realidad.

¿Qué hace en su tiempo de ocio?

Hago deporte, viajo, hago excursiones a la sierra, paseo con mis amigos, leo muchísimo... Ah, y también he empezado a aprender a pinchar música.

¿Si no tuviera esta profesión, a qué se hubiera dedicado? 

Hubiera sido periodista o biólogo marino. Soy un apasionado de los animales desde que era un enano y un apasionado del océano. Hubiera ido a Valencia a estudiar biología. Pero bueno, la vida da muchas vueltas y mira dónde estoy ahora (risas).