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Las dos aristas del pontificado de Francisco: Del Vatileaks a la pederastia

El Papa se encontró con múltiples problemas heredados y una fuerte oposición en el seno de la Iglesia que fueron laminando su fuerza

En imágenes: el mundo rinde homenaje al Papa FranciscoEFE/EP

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Aquel lejano viernes 15 de marzo de 2014, convertido ya en elPapa Francisco, Jorge Mario Belgoglio entró en el despacho que había dejado vacante Joseph Ratzinger entendió perfectamente cómo un hombre del talante de Benedicto XVI había tomado la inédita decisión de renunciar a su cargo. Para estrenarse en el cargo tuvo que leer el dossier completo del escándalo Vatileaks, que dejó al descubierto las tramas e intrigas del Vaticano que amenazaban a la Iglesia católica con alejarse, quién sabe si definitivamente, de la sociedad. Precisamente, esas tramas e intrigas convirtieron al entonces cardenal Belgoglio, el único jesuita que quedaba en el cónclave, como Papa.

Y es que su elección fue un claro ejemplo del Vatileaks que dominaba el Vaticano. En 2014, la orden que fundó San Ignacio de Loyola atravesaba su peor momento en el seno del Vaticano. Los jesuitas estaban relegados desde la llegada de Juan Pablo II a un pontificado en el impulsó al Opus Dei. El objetivo del Papa polaco era acabar con la influencia de los seguidores del Papa Negro, término con el que se refiere al general de los jesuitas, antiguamente con gran influencia en el Vaticano. El cónclave que eligió a Belgoglio se inició con dos bloques enfrentados: el de la cabeza visible de la curia vaticana, Angel Sodano, y la mano derecha del propio Ratzinger, Tarcisio Bertone. Semejante enfrentamiento supuso la necesidad de una tercera vía. La solución era el único jesuita sentado en la Capilla Sixtina, miembro de una compañía relegada, pero que había demostrado saber tomar con firmeza el timón de la Iglesia siempre que se les había encomendado y Francisco ha sido un claro ejemplo de ello.

Como le pasó a su antecesor, Belgoglio ha tenido que lidiar con los convulsos años de la Iglesia católica, donde han seguido aflorando cientos de casos de abusos sexuales que han puesto en la picota a las iglesias de medio mundo. A todo ello hay que añadirle otra patata caliente como era el Instituto para las Obras de Religión, más conocido como el Banco del Vaticano, y que se estaba envuelta en numerosos escándalos financieros.

Modernización de la Iglesia

De estilo austero —entre otras cuestiones, renunció a usar coche oficial—, ha intentado modernizar la iglesia católica y darle un estilo más cercano. Nada más iniciar el Pontificado, Francisco eligió un lugar inesperado para su primer viaje: la isla de Lampedusa, en Sicilia, la más cercana a las costas africanas y considerada la puerta de Europa para los migrantes en busca de un futuro. Era el 8 de julio de 2013, y desde allí lanzó su mensaje sobre la "globalización de la indiferencia". Su grito de "vergüenza" por lo ocurrido resonó en todo el mundo.

La visita del Papa a Chile en enero de 2018 fue considerada la verdadera línea divisoria en el pontificado de Francisco y su lucha a los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia. En este país latinoamericano se vivió con un auténtico rechazo la visita debido a los escándalos de abusos y la posición del Papa en defensa del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrimiento.

A su vuelta, encargó una histórica investigación y, en abril de 2018, el Papa reconoció haber cometido "graves equivocaciones de valoración" en el caso de Barros, se reunió con las víctimas del sacerdote pederasta Fernando Karadima y convocó a todos los obispos chilenos para relevarlos de su cargo.

En un intento de mostrar una posición firme ante los abusos, el Papa Francisco convocó en febrero de 2019 una cumbre antipederastia que reunió a toda la jerarquía episcopal en el Vaticano. Según estimaciones de las asociaciones de víctimas, podrían ser entre 50.000 y 100.000 los menores los que han sufrido maltrato físico y sexual en instituciones católicas en el mundo.