l hombre que amenaza el mundo es un misterio. Pero una frase le define a la perfección. Putin dijo hace unos años a la reportera del New York Times, Celestine Bohlen: “Solo una cosa puede ser efectiva: ir a la ofensiva. Debes golpear primero y golpear tan fuerte que tu oponente no se ponga de pie”. Él solo estaba vendiendo su libro, uno de judo sobre técnicas de autodefensa, pero es perfectamente aplicable a su sed de poder. No solo es un zar venido a menos, es el macho alfa perpetuo, mostrándose cada vez que puede con el torso desnudo y en situaciones extremas. Igual monta un oso siberiano, que blande un fusil, conduce una imponente Harley-Davidson o se le ve a los mandos de un bombardero nuclear Antonov AN26.

¿Pero qué hay detrás de esos ojos azul desteñido, su cara sin expresión y su mirada de acero? En el Hombre sin rostro, la autora Masha Gessen cuenta cómo un agente mediocre del KGB llegó a la presidencia de Rusia, deshizo años de avances y convirtió a su país de nuevo en una amenaza. Porque Vladímir Putin funciona con todos los clichés de la antigua URSS. Con 69 años, es el presidente de la Federación Rusa desde el mayo de 2012 y el líder que más tiempo ha ocupado este cargo desde la ruptura de la URSS, ya que también fue presidente entre 1999 y 2008. Desde su llegada al poder, Vladimir Putin se ha hecho con el control de los medios de comunicación, sus rivales políticos han acabado encarcelados, exiliados o muertos, y ha dinamitado el frágil sistema electoral del país.

El narcisismo, que genera una extrema admiración por uno mismo y escasa empatía con los demás, es su seña de identidad. En estos más de veinte años ha construido un sistema de poder a su imagen y semejanza. “Yeltsin creía que tenía una misión, y también lo cree Putin”, dice Valentín Yumashev, uno de los asesores del expresidente Yeltsin. “La misión de Putin es regresar al pasado. Quiere vengar lo que ha dado en llamar la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX: la caída de la Unión Soviética”. Por eso en todos estos años, el país ha tenido conflictos en estados vecinos, como Chechenia, Georgia o Siria o la propia Ucrania en 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea.

El que fuera antiguo jefe de la KGB, el servicio secreto soviético, nació el 7 de octubre de 1952 en Leningrado (actual San Petersburgo), donde se licenció en Derecho. Delfín de Boris Yeltsin, su primer escándalo como presidente fue el naufragio del submarino Kursk. Era agosto. Putin estaba de vacaciones y no quería que le molestaran.

Tras los dos mandatos consecutivos que permitía la Constitución, no pudo presentarse en 2008, pero en 2012 volvió a aspirar a la Presidencia en unas elecciones, a partir de las cuales los mandatos son ya de seis años. De esta forma, regresaba al Kremlin (en realidad, no se había ido). En estos años ha estado en el punto de mira por cercenar la oposición interna, como sucedió por ejemplo con el caso del espía Alexander Litvinenko, quien murió envenenado en Londres en 2006, o con el encarcelamiento del líder opositor Aleksey Navalny. Ahora está empeñado en que vuelvan a encajar de nuevo todas las piezas del antiguo puzzle de la Unión Soviética.

De su vida personal poco o nada se sabe. Divorciado de Liudmila Putina en 2013, con quien tuvo dos hijas reconocidas, se le atribuyen un sinfín de amoríos y varios hijos ilegítimos.