La OTAN y Rusia evidenciaron este miércoles "significativas diferencias" y no se movieron de sus posiciones sobre la situación en Ucrania y la seguridad en Europa, en la primera reunión que celebraron en más de dos años, pero no se cerraron a continuar dialogando.
"Hay significativas diferencias entre los aliados y Rusia en estos asuntos" que "no serán fáciles de superar", reconoció el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en Bruselas al término del primer Consejo OTAN-Rusia, la principal plataforma de diálogo entre las dos partes, desde julio de 2019.
No obstante, consideró una "señal positiva" que se hayan "sentado alrededor de la misma mesa y abordado asuntos importantes", como son el refuerzo militar ordenado por Moscú junto a Ucrania y sus implicaciones para la seguridad en Europa.
Las dos partes se dedicaron a pasar revista a sus líneas rojas sin hacer concesiones. Los aliados insistieron en que Rusia rebaje la tensión provocada por su refuerzo militar junto a Ucrania, respete la soberanía e integridad territorial de sus vecinos y se abstenga de "adoptar posturas de fuerza agresivas y actividades malignas dirigidas contra los aliados".
Stoltenberg señaló que están dispuestos a dialogar "de buena fe" pero, al mismo tiempo, deben estar preparados en caso de que Rusia "una vez más opte por la confrontación": dejaron claro que si vuelve a usar la fuerza contra Ucrania sería un "grave error estratégico" que tendría "severas consecuencias" y un "coste elevado".
El político noruego explicó que la delegación de Rusia, que estuvo encabezada por su viceministro de Exteriores, Alexander Grushko, repasó las propuestas sobre seguridad en Europa que hizo en diciembre a la OTAN y a Estados Unidos, centradas fundamentalmente en que la Alianza no siga expandiéndose cerca de sus fronteras.
En cambio, los aliados confirmaron su política de "puertas abiertas", subrayaron que cada país tiene derecho a elegir sus propios acuerdos de seguridad y dijeron que "no renunciarán a su capacidad de proteger y defenderse entre ellos", incluso "con la presencia de tropas en la parte este de la Alianza".
Los intentos de la OTAN de construir la seguridad de Europa "contra y sin Rusia" están condenados al fracaso, advirtió el viceministro de Exteriores ruso.
"Partimos de que el principio de la seguridad indivisible debe tener en cuenta los intereses de todos y los intentos de construir la seguridad contra y sin Rusia son contraproducentes y están condenados a fracasar", dijo Grushkó en una rueda de prensa desde Bruselas que fue transmitida en directo por la televisión pública rusa.
Grushkó indicó que "de una forma muy franca y directa" habían puesto sobre la mesa "que la futura degradación de la situación puede acarrear consecuencias impredecibles y muy graves para la seguridad europea".
"Si hay intimidación, habrá contraintimidación", replicó, e insistió en que "es un imperativo que (la OTAN) renuncie a la política de las 'puertas abiertas' y conceda a Rusia garantías jurídicas de no ampliación al este".
En cualquier caso, las dos partes expresaron la necesidad de reanudar el diálogo y explorar un calendario de futuras reuniones, según Stoltenberg, quien precisó que Rusia aún no estaba hoy en posición de dar una respuesta para concretar fechas.
"Hay un riesgo real de un nuevo conflicto armado en Europa, pero por eso esa reunión y otras de esta semana son tan importantes", dijo.
Stoltenberg aseguró que los aliados "no se hacen ilusiones" sobre las perspectivas de progreso en estas conversaciones, pero reconoció que, aunque el diálogo es "difícil", resulta "necesario".