- Al menos 8.000 personas fueron detenidas la pasada semana en Kazajistán en el marco de las protestas por la subida del precio del gas licuado, informaron ayer las autoridades del país, que dan por sofocadas las revueltas tras la intervención de las tropas rusas. El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, sostuvo ayer que las protestas constituían un intento de “golpe de Estado” con ayuda de “terroristas internacionales”, aunque no dio pruebas ni citó en ningún momento quienes eran sus responsables. Medios locales aseguran que 164 personas han muerto a consecuencia de la represión, aunque la declaración del estado de emergencia y los cortes de Internet dificultan una investigación independiente, por lo que se sospecha que las víctimas podrían ser muchas más.

“Entendemos que la amenaza al Estado kazajo surgió no de las acciones de protestas espontáneas por los precios del combustible, sino porque unas fuerzas destructivas del exterior aprovecharon esa situación”, dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, durante una cumbre virtual de la OTSC, la alianza militar liderada por Moscú y en la que se integran Kazajistán, Armenia, Bielorrusia, Tayikistán y Kirguizistán. A la vez, los presidentes de Rusia y Kazajistán auguraron una pronta finalización de la misión de la OTSC, que ha desplegado a 2.030 efectivos y 250 vehículos militares en el país para reprimir las revueltas.

Toyáyev aseguró que se ha “restablecido totalmente el orden” constitucional en Kazajistán, valoración con la que coincidió Putin. “En Kazajistán hemos visto una agresión del terrorismo internacional”, secundó sus palabras Putin, quien agregó que algunos de los participantes en los disturbios contaban con experiencia previa de combate en otras zonas de conflicto. El Kremlin ha deslizado en los últimos días, sin pruebas, que los disturbios estarían coordinados por miembros del Estado Islámico llegados desde Yemen o Irak.

En este sentido, Tokáyev destacó que fue un “acto de agresión” contra Kazajistán “bien organizado y preparado con la participación de terroristas extranjeros”, mayoritariamente de Asia Central, incluido Afganistán, aunque también “había terroristas de Oriente Medio”, dijo. Kazajistán y sus socios de la OTSC utilizaron el discurso de la amenaza terrorista para justificar la represión de las protestas.

En un aviso a navegantes, Putin afirmó que la OTSC no permitirá “agitaciones en su casa” ni un escenario de “revoluciones de color”, como denomina Moscú a las revueltas populares en el espacio postsoviético promovidas supuestamente desde el exterior. Putin aseguró que los militares permanecerán en Kazajistán durante el tiempo que “considere oportuno” el líder kazajo. Pero el hecho de que Rusia tiene desde hace más de un año fuerzas de paz en Nagorno Karabaj o desde los años 90 en la región moldava de Transnistria, despierta en el mundo el temor de que pueda ocurrir igual en Kazajistán, sobre todo cuando la situación en la frontera rusa con Ucrania lleva meses en una creciente tensión.