- La Justicia británica dio ayer luz verde a que Julian Assange sea extraditado a Estados Unidos, que quiere juzgarle por 18 delitos de espionaje e intrusión informática. El Tribunal de Apelación de Londres dio la razón a Washington en un recurso contra un fallo del pasado enero que había denegado la entrega del activista al considerar que presenta riesgo de suicidio. El caso regresará ahora a la Corte de Magistrados de Westminster, de primera instancia, para que a su vez sea remitido a la ministra del Interior, la conservadora Priti Patel, que debe decidir si ejecuta la extradición. Stella Moris, la prometida del periodista de 50 años y madre de sus dos hijos menores, señaló que recurrirán “lo antes posible” el “injusto” fallo, lo que significa que este proceso se alargará, mientras Assange sigue en prisión preventiva en la cárcel londinense de Belmarsh.

Estados Unidos imputa a Assange 18 delitos -que según la defensa, podrían acarrear 175 años de cárcel- por las publicaciones de WikiLeaks, que en 2010 y 2011 expuso abusos de EEUU en su centro de detención de Guantánamo (Cuba) así como presuntos crímenes de guerra en Irak y Afganistán. Detenido inicialmente en 2010 a instancias de Suecia por un caso de supuestos delitos sexuales después desestimado, lleva más de una década recluido en el Reino Unido pese a no a haber sido condenado.

En el dictamen, los jueces Ian Burnett y Timothy Holroyde discrepan, en línea con Estados Unidos, con la actuación de la magistrada Vanessa Baraitser de la Corte de Westminster. Señalan que, antes de pronunciar su fallo contra la extradición, debió haber informado a la Justicia estadounidense de sus intenciones, para que ya entonces pudiera presentar garantías sobre el régimen penitenciario que se aplicaría al acusado a fin de minimizar los riesgos para su salud. Para Burnett y Holroy las garantías presentadas a posteriori ante el Tribunal de Apelación “son suficientes” y por tanto se puede proceder a la entrega del activista.

Durante el juicio del 27 y el 28 de octubre, el fiscal James Lewis, en representación de EEUU, garantizó que de ser extraditado Assange no será sometido a “medidas administrativas especiales” como tener vetadas las visitas o la correspondencia, ni ingresaría en la cárcel ADX Florence -de máxima seguridad- en Colorado, a no ser que posteriormente hiciera algo para merecerlo. Además, Washington prometió que, mientras estuviera bajo custodia, Assange recibiría tratamiento psicológico adecuado y, en caso de condena, podría cumplirla en su país natal de Australia.

El abogado de Assange, Edward Fitzgerald dudó de que la oferta de tratamiento médico sea suficiente - vistos los intentos de suicidio de presos en situación similar- y señaló que una posible transferencia a Australia se produciría al final de un largo proceso legal y podría ser eventualmente rechazada.

Según Moris, el fallo es “peligroso y equivocado” y “una gran injusticia”. “¿Cómo puede ser justo, cómo puede ser correcto, cómo puede ser posible, extraditar a Julian al país que quiso asesinarle?”, afirmó en alusión a una supuesta trama de la CIA para secuestrar y matar a Assange cuando estaba refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.