- La comunidad internacional, con la Unión Europea y los Estados Unidos a la cabeza, han optado por la dureza después de que la decisión del presidente tunecino, Kais Said, de arrogarse plenos poderes le colocara en la disyuntiva de elegir entre apoyar o rechazar una maniobra política que pone en riesgo el ejemplo democrático que constituye Túnez, el único país en el que tuvo éxito la primavera árabe.
Organizaciones independientes como Amnistía Internacional recuerdan que no se ajustan a derecho las medidas adoptadas como la aplicación del artículo 80 de la Constitución, que autoriza al presidente a gobernar a golpe de decreto, y de forma excepcional, “si existe un riesgo existencial para el país” o su decisión de asumir el mando del Ejército y las fuerzas de Seguridad, que le acercan a las dictaduras y le alejan de las democracias.
En este contexto, el Consejo Europeo emitió ayer un duro comunicado en el que pidió el restablecimiento del orden institucional, la restitución del Parlamento, el respeto a los derechos fundamentales y la necesidad de evitar cualquier estallido de violencia.
Asimismo, insistió en la necesidad de escuchar al pueblo tunecino y recordó que la prioridad es “preservar la democracia y la estabilidad del país”. “Los europeos no pueden permitirse el lujo de sentarse y mirar desde la barrera como lo han hecho ante otros momentos de tumulto en la región”, explicó Tarek Megerise, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Estados Unidos, que en principio se mostró más cauto e indeciso, optó ayer por una línea igualmente dura, similar a la de la Unión Europea. En un comunicado, el departamento de Estado estadounidense confirmó que su responsable, Antony Blinken, conversó por teléfono con Said, al que “instó a adherirse a los principios de la democracia y los derechos humanos, que forman parte de la base del gobierno en Túnez”.
“El secretario de Estado urgió al presidente a mantener el diálogo abierto con todos los actores políticos y con toda la sociedad tunecina, subrayando que Estados Unidos vigilará de cerca la situación y se mantendrá vinculado”, agregó.
De este modo, tras las declaraciones de las organizaciones independientes, de la Unión Europea, Estados Unidos, y otros organismos internacionales como la Unión Africana, se prolonga el mismo miedo a que retorne la sombra de la dictadura que comenzó a disiparse en 2011 y a que se apague ese “faro de la libertad” en el mundo árabe que representa Túnez
En este contexto, el partido islamista Ennahda, principal fuerza del Parlamento tunecino y socio del jefe de Gobierno destituido por el presidente, Kais Said, aseguró ayer estar preparado para celebrar elecciones anticipadas con el fin de proteger la democracia y evitar un régimen autocrático.
“Ennahda observa con gran preocupación la actual inseguridad y confusión que el golpe ilegal e inconstitucional ha creado en el país. Ahora está claro que el presidente Kais Said ha trabajado con fuerzas antidemocráticas para anular los derechos constitucionales de los diputados y reemplazarlos por miembros de su propia camarilla”, afirmó Ennahda en un comunicado.
Rusia. Moscú expresó ayer su esperanza de que la crisis política en Túnez se solucione en el marco de la legalidad vigente. “Damos por hecho que las contradicciones internas en Túnez se solucionarán exclusivamente en el marco de la legalidad”, señaló el Ministerio de Exteriores de Rusia en un comunicado. La diplomacia rusa abogó por mantener y desarrollar las “relaciones amistosas” y la cooperación entre Túnez y Moscú “en beneficio de los pueblos de nuestros países”.
Unión Africana. Por su parte, el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, hizo ayer un llamamiento al “diálogo político” para resolver la crisis política desatada en Túnez. Mahamat mantuvo una conversación telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores de Túnez y le transmitió el “compromiso de la Comisión de la UA con el respeto estricto a la Constitución tunecina”.