- El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, afrontó ayer sábado acusaciones de falta de integridad tras revelarse presuntas irregularidades en su gestión en el Gobierno y de la pandemia, a pocos días de que el 6 de mayo se celebren unas elecciones parciales en el Reino Unido.
El Partido Laborista, primero de la oposición, y los independentistas escoceses, que gobiernan en Escocia, han pedido que se investiguen los posibles casos de corrupción revelados en parte por el ex asesor principal de Johnson, Dominic Cummings, que este viernes cargó contra su antiguo jefe y le reprochó “falta de competencia e integridad”.
Entre otras cosas, el líder tory ha sido acusado de tratar de pagar las reformas de su apartamento oficial en Londres con fondos no declarados de simpatizantes del partido conservador y de conceder contratos públicos y dar trato de favor a empresarios y políticos afines -algo que él niega--.
El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, ha pedido “sacar a la luz del sol” la supuesta dirección “amiguista” de Johnson, de la que dijo: “Francamente, apesta”.
La ministra principal del Gobierno de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, exigió asimismo investigar “los trapicheos” del Gobierno del primer ministro del Reino Unido, y abundó en que “el hedor a corrupción se está haciendo insoportable”.
Varios tories respaldaron que se examinen las decisiones del líder conservador, entre ellos el ex fiscal general de Inglaterra, Dominic Grieve, que declaró que toda la confusión generada refleja “el caos” que Boris Johnson provoca a su paso debido a su “falta de integridad”.
Actualmente, hay en marcha varias investigaciones parlamentarias sobre posibles conflictos de interés en el Ejecutivo, y la Comisión Electoral examina si el dinero utilizado para renovar el piso donde vive el primer ministro británico, Boris Johnson, de 56 años, con su pareja, Carrie Symonds, de 33, y el hijo de ambos debió declararse en virtud de la ley de financiación de partidos.
Cummings, cesado en noviembre por luchas internas, arremetió el viernes en su blog contra el jefe del Gobierno, después de que el entorno de este lo acusara, según él injustamente, de haber filtrado en 2020 información gubernamental a la prensa.
Una de sus alegaciones es que Johnson tenía un plan “poco ético, estúpido y posiblemente ilegal” para que simpatizantes del Partido Conservador “pagaran secretamente” por la reforma de su piso en el número 11 de Downing Street (donde reside al ser más amplio que el que hay sobre su despacho oficial, en el número 10 de Downing Street), valorada, de acuerdo con la prensa, en unas 200.000 libras (230.000 euros).
El Gobierno asegura que eventualmente Johnson pagó de su bolsillo la renovación, pero los laboristas piden investigar si hubo donantes que adelantaron dinero, para comprobar, entre otras cosas, que no se les compensara con “favores”.
Dominic Cummings reveló también que el líder tory intentó frenar una investigación interna sobre quién del Gobierno había filtrado a los medios que impondría (en noviembre) un segundo confinamiento por la pandemia, al percatarse de que el culpable podía ser un amigo de su pareja, el asesor Henry Newman.
Las revelaciones del antiguo confidente de Johnson se suman a una polémica anterior por presunto amiguismo y conflicto de intereses en el Ejecutivo, después de que la prensa publicara que el premier y varios ministros pudieron dar un trato de favor a empresarios como el pro brexit James Dyson y políticos como el ex primer ministro tory David Cameron y el príncipe saudí Mohamed bin Salman.
Aunque hasta ahora los sondeos le daban mayoría, las dudas sobre la integridad del primer ministro podrían afectar a los resultados de los conservadores en las elecciones municipales parciales previstas para el 6 de mayo en Inglaterra.
Además de elegir concejales en 145 consistorios y 13 alcaldes, incluido el de Londres, en la región inglesa, también se elige el nuevo Parlamento escocés, donde el SNP aspira a renovar su mayoría.
Sin duda en los próximos días Starmer, que lucha por reflotar el laborismo tras su caída en las generales de 2019, y Sturgeon, que ha acaba de ser exonerada en una pesquisa sobre su gestión, mantendrán la presión sobre el primer ministro británico, Boris Johnson, a fin de maximizar sus opciones en las urnas.