- Una vez más, Estados Unidos se levantó ayer viernes impactado por un tiroteo, en este caso en Indianápolis (Indiana), donde ocho personas murieron y cinco resultaron heridas después de que un hombre armado abriera fuego antes de quitarse la vida, en un suceso del que todavía se desconocen las motivaciones y que ha reabierto el debate sobre las armas de fuego.
Alrededor de las 23.00 hora local del jueves (4 de la madrugada del viernes en España) el atacante comenzó a disparar a quemarropa en un almacén de la empresa de servicios postales FedEx, situado cerca del aeropuerto de Indianápolis.
A su llegada al lugar, la Policía encontró a cuatro de los fallecidos fuera del centro y a otros cuatro en su interior.
“Cuando los agentes llegaron se encontraron con una escena del crimen caótica y activa, hallaron varias víctimas -heridos y varias víctimas fallecidas- así como al sospechoso muerto, aparentemente por una herida de arma que se autoinfligió”, dijo el subdirector de Investigaciones de la Policía de Indianápolis, Craig McCartt. El sospechoso llegó al lugar en un vehículo y que empezó a disparar indiscriminadamente en el aparcamiento del almacén para más tarde entrar en el local, antes de quitarse la vida. “No tuvo ninguna confrontación con nadie, ninguna discusión, simplemente comenzó a disparar indiscriminadamente”, afirmó McCartt.
Por el momento, las autoridades consideran que es demasiado “prematuro” para hablar de las motivaciones del sospechoso, que todavía no ha sido identificado formalmente, aunque la policía tiene “una idea” de quién es. De la misma forma, la oficina del forense todavía no ha logrado identificar a las víctimas mortales del tiroteo.
Uno de los testigos del suceso, Levi Miller, que se encontraba dentro del almacén, aseguró a la cadena de televisión NBC que el agresor llevaba un rifle automático y que profirió una serie de gritos mientras disparaba, aunque no pudo entender lo que decía. Miller, empleado de FedEx, estaba comiendo con unos amigos cuando escuchó lo que parecían ser unos disparos dentro del edificio.
Al principio pensó que era el motor estropeado de un vehículo, pero cuando oyó seis disparos y luego otros diez, se levantó y vio la figura de un hombre que estaba disparando “en direcciones arbitrarias”.
La Policía de Indianápolis no ofreció detalles sobre el tipo de arma empleada y McCartt se limitó a indicar durante la rueda de prensa que el sospechoso utilizó un rifle.
Este incidente ha vuelto a abrir por enésima vez el debate sobre un mayor control de las armas de fuego en Estados Unidos, y muchos demócratas alzaron su voz para instar al Senado a que apruebe una nueva legislación.
En concreto, se referían a una propuesta que ya ha recibido la luz verde de la Cámara Baja y que permitiría ampliar la verificación de los antecedentes penales de los compradores en las transacciones entre particulares.
Así se expresó el presidente del país, Joe Biden, quien exigió a la Cámara Alta que refuerce el control de las armas de fuego y deje de “aceptar” un tipo de violencia que “se ha convertido en algo demasiado normal” y causa 106 víctimas mortales al día en Estados Unidos. “La violencia armada es una epidemia en Estados Unidos, pero no debemos aceptarla, debemos actuar”, exhortó.
Y recordó que la semana pasada ya pidió al Congreso que aprobara “leyes de sentido común para prevenir la violencia armada”, como el refuerzo del sistema de verificación de antecedentes de los compradores de armas y “una prohibición de las armas de guerra y los cargadores de alta capacidad”.
Este incidente es el quinto tiroteo con múltiples víctimas del país en un mes . El ocurrido el 22 de marzo en un supermercado de Colorado, con 10 muertos, fue el que más fallecidos ocasionó.
A pesar de la pandemia, que obligó a muchos estadounidenses a quedarse en casa, el año 2020 fue el que más víctimas mortales ha acumulado por violencia armada en las últimas dos décadas.