El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenado este lunes preparar el primer lote de la vacuna rusa contra el nuevo coronavirus para su envío a Bielorrusia.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha anunciado la medida tras la reunión mantenida este lunes entre Putin y el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, en la ciudad rusa de Sochi, según recoge la agencia de noticias rusa Sputnik.
Ambos mandatarios "han examinado la participación de Bielorrusia en la tercera fase de los ensayos de la vacuna rusa Sputnik V. Putin ha dado instrucciones sobre la preparación del primer lote de suministros que se destinará a Bielorrusia", ha explicado Peskov.
Además, Peskov ha desmentido que Rusia tenga intención de instalar bases militares en Bielorrusia. "Estas afirmaciones no tienen nada que ver con la realidad. El tema no se ha tratado", ha añadido Peskov.
El encuentro ha servido para escenificar el claro respaldo político de Moscú a Lukashenko y la concesión de un préstamo de 1.500 millones de dólares.
Putin ya se había erigido como el principal defensor de Lukashenko tras la ola de protestas desatada en la antigua república soviética a raíz de las elecciones del 9 de agosto, en las que el presidente bielorruso se impuso con más del 80 por ciento de los votos, según datos oficiales.
Las buenas palabras del último mes se han traducido en el primer cara a cara entre ambos líderes, con Sochi como escenario. Lukashenko no ha perdido la oportunidad de dar las gracias a su "amigo" Putin, de quien ha dicho que ha actuado "de forma muy decente y humana" frente a las "teorías de la conspiración" que se estarían gestando, según la agencia oficial BelTA.
Lukashenko ha dicho observar "con una sonrisa" la ola de protestas de estas últimas semanas, defendiendo que el país sigue con su "vida normal" entre semana y restando importancia a las movilizaciones que suelen producirse los sábados y los domingos. En este sentido, ha afirmado que por ahora no se han cruzado "líneas rojas", a pesar de que desde que estalló la crisis no ha escatimado críticas contra la oposición política y contra los gobiernos extranjeros que la apoyan.
Por su parte, Putin ha advertido de que corresponde a Lukashenso solventar el escenario actual, "sin sugerencias ni presiones de fuera" y de forma "tranquila, a través del diálogo". El mandatario ruso ha considerado "lógico y oportuno" el plan de su aliado para reformar la Constitución en Bielorrusia, informa la agencia Sputnik.
Estas buenas palabras se han traducido en un préstamo de 1.500 millones de dólares con el que Moscú quiere ayudar a Minsk a solventar "este momento difícil", en palabras de Putin. El presidente ruso espera que la ayuda se concrete pronto, para lo cual ya se habrían iniciado conversaciones entre los Ministerios de Finanzas de los dos países vecinos. Putin ha recordado que Rusia sigue siendo el mayor inversor en Bielorrusia.
La cooperación mutua también se extiende al ámbito militar, un aspecto que generó ciertas suspicacias entre los países occidentales después de que Putin plantease el envío de fuerzas de seguridad a territorio bielorruso. Lukashenko ha asegurado que esos mismos países "realizan ejercicios cuando quieres", por lo que Moscú y Minsk también tienen derecho a prepararse para "resistir".
"No tenemos que preguntar a nadie si debemos organizar nuestras maniobras militares o no", ha sentenciado, dando por hecho que la colaboración seguirá también durante los próximos años.