COLOMBO. El primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, ha reconocido que los atentados del Domingo de Resurrección, que dejaron 253 muertos en ataques a iglesias y hoteles de lujo, podrían haber sido evitados porque las autoridades tenían información sobre los autores.
En una entrevista con un pequeño grupo de periodistas el primer ministro de la nación insular explicó que las agencias de inteligencia esrilanquesas conocían la existencia del grupo de atacantes pero no sabían que habían llegado "a tales extremos de violencia".
El atentado, que además de las víctimas mortales también dejó más de 500 heridos, fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y ha sido atribuido por las autoridades a las organizaciones locales de corte islamista National Thawheed Jammath (NTJ) y Jamathei Millathu Ibraheem (JMI).
Los organismos de Sri Lanka fueron informados por países aliados de la serie de atentados antes de que se produjesen, y habrían sido evitados "si las agencias de seguridad hubiesen seguido las instrucciones que se les había dado", lamentó Wickremesinghe.
El primer ministro afirmó que si hubiese contado con la información, podría "haberla pasado al Ministerio de Asuntos Cristianos y advertido a los parlamentarios de las áreas para que fuesen cautelosos".
El Gobierno de Wickremesinghe ha sido duramente criticado por los fallos de seguridad que condujeron a los atentados, pero el primer ministro ha mantenido desde el inicio que no pudo actuar porque las agencias bajo su autoridad no le informaron.
Según el dirigente, los autores de los ataques eran "un pequeño grupo" de personas "bien unidas", y extendieron su red entre amigos, hermanos e incluso sus mujeres.
"Si miramos al verdadero círculo, era incluso más pequeño y no utilizaban comunicaciones normales todo el tiempo. Muchos de ellos vivían en Colombo y se reunían entre ellos", dijo.
Desde las explosiones coordinadas, las autoridades han lanzado una serie de redadas que por el momento se han saldado con la detención de más de 150 personas, en un contexto de seguridad reforzada y poderes especiales para el Ejército.
Los arrestados son sospechosos de mantener vínculos con el EI o con alguna de las organizaciones locales.
Entre ellos se encuentra la esposa y la hija del presunto líder del NTJ y cerebro de la serie de ataques suicidas, Zahram Hashim.
El supuesto organizador de los ataques murió el Domingo de Resurrección en el asalto al hotel Shangri-La de Colombo, mientras que su padre y sus hermanos fallecieron en un tiroteo y una serie de explosiones durante un operativo de las fuerzas de seguridad.
A la faceta familiar se incluye el inusual hecho de que tan solo una persona del grupo había combatido en un país extranjero, Siria, anotó Wickremesinghe.
"Algunos de ellos eran personas de las que no sospecharías que se van a involucrar en el terrorismo, gente de clase media-alta, hombres de negocios, profesionales que no han estado en Siria, que solo han viajado a Occidente o a Australia", dijo.
El primer ministro precisó que las autoridades están centrando la investigación en seguir el rastro del dinero y en averiguar cómo adquirieron los conocimientos que les permitieron fabricar las bombas.
Wickremesinghe aseguró que muchos de los componentes utilizados en los explosivos se pueden encontrar fácilmente y se pueden ir comprando en pequeñas cantidades sin levantar sospechas.
"Por ejemplo, hemos encontrado un gran número de bolas de metal que pueden ser compradas durante un largo periodo de tiempo", explicó.
Lo mismo ocurre con los productos químicos utilizados por los nueve suicidas que se inmolaron en tres iglesias y tres hoteles de lujo.
Los materiales son fácilmente accesibles, pero ¿de dónde vino el dinero que les permitió comprarlos durante un periodo de tiempo tan largo?, se preguntó el primer ministro.
Se cree que los miembros con más recursos financieros pagaron por algunas de las actividades. "Básicamente, si viajas en un BMW Serie 7 también puedes hacer parte del trabajo tú mismo", explicó el dirigente.
Aún así, las agencias de inteligencia no han excluido ninguna posibilidad respecto a la financiación del grupo.
Wickremesinghe añadió que "también está la cuestión de dónde vinieron los conocimientos que les permitieron ensamblar las bombas. Estos explosivos debían ser guardados en un cierto ambiente y bajo unas ciertas temperaturas".
Tras los atentados y la revelación de que las doctrinas del EI se han infiltrado en el país, las autoridades han prometido aprobar nuevas leyes para regular y controlar las escuelas religiosas musulmanas, como sí ocurre con las budistas.
El primer ministro afirmó que la intención del Gobierno es devolver al país a la normalidad, y rehusó valorar los efectos que los atentados podrían tener en su carrera política o en las elecciones presidenciales previstas para este año.