Rangún - Las autoridades birmanas han incrementado en los últimos meses los controles para cortar la salida por mar de los rohinyás que usan barcos de traficantes humanos para huir de la persecución y la discriminación. Al menos una decena de embarcaciones con cientos de miembros de esta perseguida minoría han partido del oeste de Birmania (Myanmar) y de los campos de refugiados de Bangladesh desde que finalizó el monzón el pasado octubre.

Algunos han llegado a su destino en Malasia, donde vive una gran colonia rohinyá, mientras que otros han terminado en Indonesia o han sido interceptados por las autoridades birmanas, que han creado más controles policiales y detenido a traficantes de personas.

Más de 100.000 rohinyás viven hacinados en campos de desplazados en el estado Rakáin (oeste) desde que empezó la violencia sectaria en 2012, mientras que más de 723.000 huyeron a Bangladesh tras la campaña de limpieza étnica lanzada en agosto de 2017. - Efe