Nueva York/Teherán - La ONU avisó ayer de que una ofensiva del régimen sirio contra la provincia de Idleb, último bastión opositor, puede crear una “tormenta perfecta” y la peor catástrofe humanitaria de la guerra. “Una batalla por Idleb sería una batalla horrible y sangrienta. Los civiles son las potenciales víctimas y hay peligros, en caso de un ataque a gran escala, de incidentes o de una rápida escalada entre actores regionales e internacionales”, advirtió el enviado de la organización para Siria, Staffan de Mistura.

El diplomático compareció por videoconferencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que ayer analizaba la situación en Idleb mientras en Teherán se reunían los líderes de Turquía, Rusia e Irán para decidir el destino del feudo rebelde.

De Mistura, el principal mediador internacional en la guerra siria, insistió en la importancia de frenar la gran ofensiva que preparan el Gobierno de Damasco y sus aliados.

En Idleb, explicó, hay efectivamente grupos terroristas, como asegura el Gobierno de Bachar al Asad, pero también opositores que se trasladaron allí dentro de acuerdos con las autoridades y una gran mayoría de población civil.

De Mistura dijo al Consejo de Seguridad que tiene propuestas sobre posible fórmulas para “separar” a los terroristas de otros rebeldes armados. Su intención original era presentarlas a las potencias en conversaciones a puerta cerrada, pero Estados Unidos le solicitó que lo hiciese en público, para cumplir con su compromiso de celebrar todas las reuniones en formato abierto durante su mes al frente del Consejo de Seguridad.

De Mistura accedió, pero pidió algo de tiempo para preparar su presentación mientras continuaba el debate entre los Estados miembros.

Según la ONU, de los al menos 2,9 millones de personas que viven en la provincia un 98,5% son civiles, un millón de ellos niños y 1,4 millones personas desplazadas de sus hogares. “Después de Idleb no hay otro Idleb”, avisó De Mistura, en referencia al papel de la provincia como refugio de población que huyó de zonas yihadistas a medida que eran recuperadas por el Gobierno.

En la sesión intervino también el director de Operaciones Humanitarias de la ONU, John Ging, quien explicó los preparativos que la organización y sus socios están llevando a cabo para atender a la población.

Ging aseguró que una ofensiva en Idleb puede crear una “emergencia humanitaria de una escala aún no vista durante la crisis” siria.

Por su parte, Rusia, Turquía e Irán anunciaron ayer que mantendrán su “cooperación” para determinar el futuro de la provincia siria de Idleb, así como para erradicar a los terroristas del país árabe. Según la declaración final de la cumbre tripartita de Teherán, se abordará la situación en Idleb con “el espíritu de cooperación que caracteriza el formato de Astaná”, proceso de paz que auspician los tres países. Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, Turquía, Recep Tayyip Erdogan, e Irán, Hasan Rohaní, se comprometieron asimismo a colaborar “hasta la completa erradicación de los grupos terroristas en Siria”.

terroristas y opositores Precisaron que estos grupos son el Estado Islámico (EI) y el Frente al Nusra, la antigua filial de Al Qaeda integrada ahora en el organismo Liberación del Levante. También subrayaron que en la lucha contra el terrorismo hay que separar entre los citados grupos terroristas y la oposición armada que acepte un alto el fuego con el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad. La declaración conjunta enfatizó su defensa de la “soberanía, independencia e integridad territorial de Siria” y su convicción de que no hay una solución militar al conflicto. Por ello, llamaron a un proceso político liderado por los sirios y al establecimiento de un comité constitucional. La próxima cumbre tripartita, que será la cuarta sobre Siria tras la de ayer en Teherán y las pasadas en Sochi (Rusia) y Ankara, se celebrará en Rusia, según se anunció en la capital iraní.

Durante la reunión de Teherán, surgieron diferencias entre los tres presidentes sobre Idleb, que acoge a unos 3 millones de personas, entre ellas un buen número de desplazados de antiguos feudos insurgentes que ya fueron conquistados por las fuerzas gubernamentales.

Rusia e Irán son los principales valedores del régimen de Al Asad y consideran necesaria la ofensiva contra Idleb, mientras que Turquía apoya a algunos grupos opositores y teme la llegada de una nueva ola de refugiados a su país.

Los tres presidentes llamaron a los grupos armados de Idleb a deponer las armas para prevenir el derramamiento de sangre, del que también alertó ayer la ONU. - Efe