México - Si el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador gana las presidenciales de mañana, México dará un giro a su política exterior al centrarse más en los problemas nacionales e intensificar su postura contra el airado Donald Trump. “No le faltaremos el respeto al gobierno de Estados Unidos porque no queremos que nadie ofenda al pueblo y a la nación mexicana. Pero México es un país libre y soberano, y nunca será piñata de ningún gobierno extranjero”, aseguró el miércoles López Obrador ante 80.000 personas en un histórico cierre de campaña en el Estadio Azteca.

En su palpitante discurso, el líder en todos los sondeos, dedicó sus últimas palabras a la política exterior y remarcó que el país mantendrá “relaciones cordiales y fructíferas con todos los países del mundo”. Seguro de ser el ganador, afirmó que la “globalidad” no implica “guerra ni hegemonía, sino fraternidad”, e indicó que buscará la “solución pacífica de controversias” si vence las elecciones de mañana.

Habló especialmente de Estados Unidos, con quien México mantiene una tensa relación desde que Donald Trump ocupó la Casa Blanca en enero de 2017, con un marcado discurso antimexicano y una dura posición en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). “Por geopolítica, vecindad, amistad, economía, comercio, migración y cultura estamos obligados a entendernos. No le faltaremos el respeto al gobierno de EE.UU. porque no queremos que nadie ofenda al pueblo y a la nación mexicana”, dijo el candidato en tono conciliador.

No obstante, el fuerte carácter y el espíritu patriótico de López Obrador hacen prever un potente choque con el jefe de la Casa Blanca, algo que no tiene por qué ser perjudicial. “Un presidente respondón y que dé la cara por México, que nos defienda, va a ser bien recibido socialmente y será una buena actitud ante Donald Trump. Irónicamente, esto es de lo que ha carecido el gobierno actual”, dijo el especialista en Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Manuel Valencia. En este punto coincidió la politóloga y periodista Denise Dresser: “Trump es un bully (matón), y los bullies solo paran cuando se ofrece resistencia”, dijo recientemente.

Débil política exterior Más allá de Estados Unidos, donde México destina el 80% de sus exportaciones, López Obrador ofrece un programa en política exterior un tanto débil. Su máxima es: “La mejor política exterior es la interior”, por lo que centrará sus esfuerzos en impulsar el desarrollo nacional, así como acabar con la inseguridad y la lucha anticorrupción, convencido de que un México fortalecido tendrá más relevancia internacional.

Con López Obrador no habrá una sólida política exterior. “No es relevante para él porque no dimensiona la falta de liderazgo que hay en política exterior en el mundo”, cosa que, según Valencia, sería una gran oportunidad para México para ocupar ciertos vacíos. Agregó que la segunda potencia latinoamericana después de Brasil debería afianzar su posición regional y su papel con Europa y el sureste asiático.