bogotá - Las elecciones del pasado domingo en Colombia han diseñado un nuevo escenario político en el que la oposición uribista regresa al poder, la izquierda crece y asume el papel fiscalizador y las fuerzas de centro tendrán que empezar a buscar su espacio.
En los comicios no hubo sorpresas y tal como pronosticaban las encuestas, Iván Duque, del partido uribista (del exmandatario Álvaro Uribe) Centro Democrático, se convirtió en presidente electo con un resultado histórico de 10,3 millones de votos, mientras que Gustavo Petro, del movimiento Colombia Humana, recibió un poco más de 8 millones (41,81 %), algo jamás soñado por la izquierda.
El voto en blanco, que en las últimas semanas ganó protagonismo como alternativa para los electores de centro, estuvo por debajo de lo que habían proyectado las encuestas y fue la opción escogida por 808.141 ciudadanos (4,20 %).
A esos resultados contribuyeron, por el lado de Duque, la aglutinación alrededor del uribismo de las fuerzas de la derecha, que ya habían mostrado su capacidad de movilización el 2 de octubre de 2016 cuando, contra todo pronóstico, el “no” derrotó al “sí” en el plebiscito por la paz.
Tanto en la primera vuelta del pasado 27 de mayo, en la cual fue el más votado, como en la segunda de ayer, Duque mantuvo su discurso de revisión del acuerdo de paz firmado con las FARC, aclarando, eso sí, que en su gobierno no lo hará “trizas” como sugirió hace meses el exministro uribista Fernando Londoño, sino que lo modificará.
“Esa paz que reclama correcciones, tendrá correcciones para que las víctimas, de verdad, sean el centro del proceso y garanticemos verdad, justicia, reparación y no repetición”, subrayó ayer en su primer discurso como presidente electo.
Al respecto, el analista Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario, de Bogotá, dijo que “meterse de lleno a modificar los acuerdos no es tan fácil” no solo por la oposición interna, principalmente de movimientos sociales que apoyan a Petro, sino también por el rechazo de una comunidad internacional que se la ha jugado por la paz.
El presidente electo, que asumirá el próximo 7 de agosto, también tendrá que mostrar cintura para gobernar con una bancada legislativa que, si bien le da mayorías en el Congreso, es demasiado amplia en términos ideológicos y de lealtades. “Conciliar con todos esos grupos será una prueba de mucho aplomo y mucha grandeza y así lo vamos a medir como estadista”, afirmó Jaramillo Jassir.
En el Capitolio, Duque tendrá, sin embargo, como punta de lanza la bancada de 16 senadores del Centro Democrático, que son la primera fuerza, capitaneados por el expresidente Álvaro Uribe, otro ganador de estas elecciones, pues pese a estar hace ocho años en la oposición a Juan Manuel Santos, los resultados muestran que sigue siendo el gran barón electoral del país.
“El uribismo, sin duda, es el gran triunfador porque hace unos años se le menospreció y se pensó que el país estaba cansado de Uribe, que había pasado la página, pero desde la victoria del ‘no’ no se ha cansado de ganar en las urnas”, dijo el analista sobre las elecciones legislativas del 11 de marzo, la primera vuelta presidencial y la definitiva de ayer.
Petro, la oposición En cuanto a Petro, los ocho millones de votos obtenidos son casi un mandato para que se convierta en jefe de la oposición, pero falta ver si logra mantener unidos a los que lo apoyaron, entre quienes está su gente del movimiento Progresistas, un sector del Polo Democrático Alternativo, la Alianza Verde y liberales descontentos con el apoyo a Duque. “Hay un mandato inédito para la izquierda que es en buena medida ganadora porque ahora tendrá que ejercer control político especialmente en el tema de la paz”, agregó Jaramillo.
Falta por ver qué papel jugarán en adelante las fuerzas de centro, como la Alianza Verde, porque no todos apoyaron a Petro, o Compromiso Ciudadano, del excandidato presidencial Sergio Fajardo, que fue tercero en esta contienda con 4,5 millones de votos y que se decantó por el voto en blanco en la segunda vuelta.
Tampoco está claro el futuro del alicaído Partido de la U, del presidente Santos, que felicitó al nuevo presidente Duque, no contó con un liderazgo fuerte, que le llevó a abstenerse de presentar candidato, tampoco encontró su lugar en esta segunda vuelta y puede acabar diluido entre las nuevas fuerzas de la escena política colombiana.