desde que los británicos votaron hace dos años por abandonar la Unión Europea (UE), el Reino Unido ha crecido casi un 2% por debajo de las expectativas del Banco de Inglaterra y su economía ha pasado de encabezar el G7 junto con Alemania a la cola del grupo de países más industrializados. El PIB británico mantuvo el ritmo esperado en los dos trimestres posteriores al referéndum del 23 de junio de 2016, pero el avance se enfrió el año pasado, en comparación con la recuperación de la mayoría de potencias mundiales, y en el primer trimestre de 2018 el crecimiento se quedó en un 0,1%.
A pesar de esa ralentización, el Reino Unido ha seguido creando empleo y el Gobierno ha continuado recortando el déficit que acumuló durante la crisis, mientras que la Bolsa de Londres ha alcanzado este año niveles récord. La incertidumbre sobre el escenario que se abrirá el día después del Brexit es uno de los factores que ha frenado la inversión empresarial y ha hecho perder terreno a la libra esterlina frente al euro y el dólar, lo que a su vez ha elevado la inflación y ha añadido presión a las economías domésticas, según los analistas. Las inversiones de las empresa en el Reino unido cayeron un 0,2% en el primer trimestre de este año, según las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas británica (ONS), a pesar de que se habían mantenido en el terreno positivo durante 2017. La inflación interanual, que en junio de 2016 era del 0,5%, alcanzó el 3,1 % en noviembre y se situó en mayo en el 2,4%.
ralentización y caída “Es comprensible que las empresas estén mostrando contención. Estamos a punto de tomar algunas grandes decisiones. ¿Por qué no preferirían esperar hasta que el camino se haya aclarado?”, sostuvo hace pocos días el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ante el Parlamento británico.
La construcción es uno de los sectores que más se ha ralentizado, mientras que la industria manufacturera, que se mantenía estable, registró en abril, último mes del que hay cifras oficiales, su mayor caída desde finales de 2012. La cotización de la libra fue uno de los indicadores que sufrió un mayor golpe tras la victoria del Brexit y llegó a ceder en los meses posteriores al plebiscito más de un 17% respecto al euro y un 18% frente al dólar. Dos años después de la consulta, la divisa británica se cambia por unos 1,14 euros, un 12% menos que los 1,30 euros a los que cotizaba un día antes del referéndum, y por unos 1,33 dólares estadounidenses, un 9,5% por debajo de los 1,47 dólares del 22 de junio de 2016. En conjunto, el contexto económico abierto ante la salida de la UE ha costado a cada hogar británico más de 900 libras (1.026 euros) y ha frenado el crecimiento del PIB en torno a un 2%, según el gobernador del Banco de Inglaterra.
La ruptura con Bruselas, que será oficial el 29 de marzo de 2019, no ha frenado los planes del Gobierno británico de reducir el déficit, que alcanzaba el 9,4% del PIB en 2010, tras la crisis económica, y en 2017 se había reducido hasta el 1,9 %. El brexit tampoco ha deteriorado las cifras del mercado laboral, que en abril registró una tasa de desempleados del 4,2%, el nivel más bajo desde 1975, si bien el poder adquisitivo de los salarios se ha visto afectado por la inflación. En noviembre, el Banco de Inglaterra anunció su primera subida de tipos de interés en diez años y los dejó en el 0,5%, un incremento que se espera que siga, a pesar de que el calendario del banco central continúa en el aire ante el complejo escenario económico. El Gobierno británico aún negocia con Bruselas los términos de salida de la UE, por lo que no hay certeza sobre la forma que tendrá la futura relación entre ambos lados del Canal de la Mancha, cuestión que afecta tanto a las perspectivas comerciales del Reino Unido como a los servicios bancarios de la City de Londres. La Autoridad Bancaria Europea (ABE) trasladará su sede desde la capital británica a París y la mayoría de firmas financieras evalúan planes de contingencia para el caso de perder acceso al mercado comunitario tras el Brexit.