París - El presidente de Francia, Emmanuel Macron, denunció ayer el “cinismo” y la “irresponsabilidad” del Gobierno de Italia en la gestión del barco Aquarius y expresó su intención de hablar con las autoridades italianas, españolas y maltesas sobre la crisis europea abierta por el rechazo a los inmigrantes del barco. En la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, el portavoz del Gobierno francés, Benjamin Griveaux, criticó “una forma de cinismo y una parte de irresponsabilidad” en la manera en que Italia ha gestionado esta situación.

A la pregunta de por qué Francia no se había propuesto para acoger el navío con 629 inmigrantes, el portavoz dijo que “está descartado crear un antecedente” y señaló que se debería haber aplicado el derecho internacional, que estipula que el puerto de acogida debe ser el más cercano al lugar del rescate.

Del otro lado, el vicepresidente del Gobierno italiano, Luigi di Maio, consideraba “vergonzoso” que Francia y España “den lecciones” a su país tras el rechazo al barco Aquarius y dijo que “nada será como antes” en materia migratoria. “Francia y España han cerrado sus puertos desde hace tiempo (...), es vergonzoso que representantes de estos países vengan a darnos lecciones de moral por pedir a nuestros socios europeos repartir a los inmigrantes que llegarán en verano”, criticó en Facebook.

Las condenas a España Di Maio, líder del Movimiento Cinco Estrellas, afirmó que “España ha practicado expulsiones de inmigrantes en caliente que han sido condenados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”. Sobre Francia, apuntó que “expulsa cada día a inmigrantes” que tratan de cruzar desde las ciudades fronterizas italianas de Ventimiglia (noroeste) y Bardonecchia (norte).

Desde ese mismo lado los jefes de Gobierno de Hungría, Viktor Orbán, y Eslovaquia, Peter Pellegrini, elogiaron ayer la decisión de Italia de no autorizar la entrada en sus puertos del buque Aquarius. “Cuando oí la noticia solo me expresé con un suspiro y dije: ¡Por fin!”, declaró a la prensa en Budapest el derechista Orbán, tras su reunión con el socialdemócrata Pellegrini.

Según Orbán, “durante mucho tiempo” se argumentó que las fronteras marítimas no se pueden defender. “Lo que faltaba era la voluntad y no la capacidad”, agregó el jefe de Gobierno de Hungría, conocido por su rechazo categórico a la inmigración y los refugiados, a quienes relaciona con el terrorismo y la criminalidad.

Por su parte, Pellegrini consideró que actualmente si una persona “se lanza al agua puede estar seguro de que será llevado al territorio de la Unión Europea”.

Grupo de Visegrado “La decisión italiana es solo un comienzo que obligará a otros países a crear un sistema eficaz de defensa de las fronteras”, opinó el primer ministro eslovaco.

“No cambiaremos nuestra decisión de ser los que decidimos con quienes queremos convivir”, recalcó Pellegrini, y agregó que la gran mayoría de la población de Europa “está de acuerdo con lo que dice sobre el tema el Grupo de Visegrado” (formado por Hungría, Eslovaquia, Polonia y la República Checa). Los países del Grupo de Visegrado se han opuesto a la reubicación de refugiados dentro de la UE y han rechazado las políticas de acogida. - Efe